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(VIDEO) “Hay tres maneras de detectar el fuego: la vista, el oído y el tacto. No lo escuchamos porque no llama, no lo vemos porque no sale humo, pero si tocamos nos daremos cuenta que hay lumbre en los sotoles. Para liquidarlo lo debemos de tapar con piedras…”
01:04 jueves 16 mayo, 2019
San LuisUn mes ha pasado desde que inició el incendio en la Sierra de San Miguelito, un mes, en el que la lucha de brigadistas, elementos del Ejército Mexicano y voluntarios ha sido constante y firme; pero tras el mismo mes, los estragos que ha dejado este siniestro ha sido deprimente para los ciudadanos.
Lo que antes adornaba de verde esta sierra, con su flora y fauna, hoy es naturaleza muerta, naturaleza hecha cenizas… La fotografía que se tiene de esta Sierra de San Miguelito es una gran capa de cenizas en una gran parte de la superficie; nopaleras y grandes árboles cabizbajos, deshidratados… muertos desde raíz. Y no basta con eso, alguna vegetación todavía sigue en pequeñas llamas, que amenazan con expandirse, a pesar de las cenizas, si no son sofocadas de forma completa. Rocas que por las llamas matizaron el paisaje y en el mismo caso, hasta desértico ha convertido esta Sierra. Pero también el humo es penetrante para el olfato y para la vista. Desde la mañana, los brigadistas y voluntarios llegan y se organizan. Atienden las recomendaciones del líder de la brigada y dan paso para adentrarse a la sierra. “Los sotoles prendidos hay que tocarle con la mano, porque a simple vista llegamos y vemos que no hay lumbre. Hay tres maneras de detectar el fuego: la vista, el oído y el tacto. No lo escuchamos porque no llama, no lo vemos porque no sale humo, pero si tocamos nos daremos cuenta que hay lumbre en los sotoles. Para liquidarlo lo debemos de tapar con piedras”. Pero previo, lo indispensable para los brigadistas en cubre bocas, lentes, casco y botas especiales; sin dejar de lado el ropa como overoles; y una mochila llena de cargamento como bebidas rehidratantes, comida y medicamentos como botiquín, que pudiera pesar al menos 10 kilos. Eso, sin dejar a un lado las herramientas en mano como talaches, rastrillos, azadones, palas, entre otros, para abrir paso y sofocar estas pequeñas farolas. El acceso para los brigadistas y voluntarios sólo es vía terrestre, y la jornada es por largas horas que tardarían en recorrer a pie la sierra para realizar actividades de control y vigilancia que según Francisco Álvarez, pudiera durar de un mes a un mes y medio y explica el trabajo y coordinación de las brigadas. “Esa brigada trae su paramédico, vienen acompañados por Protección Civil, viene el de comunicaciones y son como un grupo de 60 y se encargan de hacer las actividades que hacíamos que en liquidar por completo y asegurar que ya no vaya a brincar, hay que estar quitando el sotol, rastrillando la hoja, que quede al 100; no quiere decir que porque no vemos lumbre no está prendido”. Aclaró además que el incendio estuvo muy distante de la mancha urbana. No obstante, también explicó que este control y vigilancia mantienen la estrecha comunicación entre las brigadas, donde destacó lo que titularon “el llamado del águila”. Luego de recorridas cuatro horas, las labores deben continuar, hay ligeros descansos, pero aún se esperan más y más horas de caminata y mejor regresar, no es una opción; sin embargo, el ánimo, apoyo y la hermandad entre los brigadistas y elementos de Protección Civil es de reconocerse. Y es que, a pesar de las largas jornadas que realizan, los brigadistas se dicen agradecidos con los ciudadanos por el gran apoyo que manifiestan a través de los centros de acopio, o bien, de insumos como mochilas para almacenar agua, herramientas, botas, entre otros. Pero no todo está perdido, por suerte, muchas especies de árboles y otra vegetación continúan vivas en esta sierra, así como también algunos animales como camaleones o gato montés, según destacaron los elementos de Protección Civil, pero la recuperación de esta Sierra, será tardado y paulatino...