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Hace un par de semanas le compartí algunas reflexiones sobre la situación de los partidos políticos y sus extrañas estrategias y la forma en que los comités estatales de los principales institutos políticos estaban desdibujados, hoy las cosas se confirman.
15:16 viernes 16 febrero, 2018
EN LA OPINIÓN DE ERIKA SALGADOHace un par de semanas le compartí algunas reflexiones sobre la situación de los partidos políticos y sus extrañas estrategias y la forma en que los comités estatales de los principales institutos políticos estaban desdibujados, hoy las cosas se confirman. En el caso del Partido Acción Nacional en San Luis Potosí ha quedado claro que la única estrategia que se construía era la encaminada a” acomodar” al Dirigente Estatal Xavier Azuara y a sus “cuates”, a cómo dé lugar, en un cargo de representación popular, sin importar que con ello se termine sepultando electoralmente al blanquiazul. Y es que justo esta semana, Xavier Azuara presentó su licencia como Dirigente Estatal de PAN, afirmando que lo hacía con la intención de contender en condiciones de “igualdad” con el resto de los aspirantes de su partido y todavía amenaza con regresar, pase lo que pase, a la dirigencia estatal, pero vamos, qué podría pasar, que se acomode sí o sí en una candidatura que seguro lo lleve a un cargo, donde tendrá garantizado por lo menos el sueldo de los próximos tres años. Esta situación ha indignado a los panistas de antaño, esos que lucharon por construir un partido de oposición, con ideología y que logró, en algún momento, ser el partido en el poder. Se cuestiona la voracidad del Dirigente Estatal, pero, además, la falta de interés y compromiso para impulsar a ese partido, al cual, se deja tirado y a merced del resto de los participantes del Frente construido a nivel nacional. Panistas temen que esa terquedad de Azuara de repartir candidaturas a sus cuates los condene a perder en las urnas, pues distan de ser perfiles atractivos, probos o por lo menos con cierta trayectoria que les permita ser reconocidos. Azuara parece confiado de que la cascada de votos que logre Ricardo Anaya, su candidato a la Presidencia de la República, los salpique en San Luis Potosí y eso le permita acomodarse y garantizarles una chamba a “los suyos”, pero parece que le escapa del calculo el enojo y la desconfianza que su actuar ha generado en su partido y que puede ser el detonante que los lleve a la derrota. Seguro que Anaya tampoco estará contento con la resta que le hace su dirigencia local en nuestra entidad, pues no sólo no suma, sino que merma a ese instituto. Así, como lo hemos advertido, quien pierde somos los ciudadanos, pues poco a poco se confirma el pobre nivel de las opciones que tendremos en las boletas electorales.