Durante las últimas semanas observamos como partidos políticos se comportan, tanto para hacerse de personajes, unos buenos y otros impresentables, como para manejar sus campañas, con mucho o poco dinero, con excelentes o pésimas ideas o, con actos públicos profesionales o con posturas demenciales. Todo, absolutamente todo, ha sido a la vista de todos. Ciertamente los candidatos involucrados han echado mano de recursos para esconder sus errores, delitos y miserias. Con enorme cinismo, incluso, algunos han intentado venderse todo lo contrario a lo que realmente son y representan. 

De nada les ha valido. Las semanas de campaña no van a cambiar lo que han sido, lo que son y lo que podrían ser. Los buenos ahí están. Los malos y muy malos, también. Expuestos.

Ya sabemos lo que representan los partidos involucrados, sabemos cómo han gobernado o legislado muchos de los candidatos, conocemos su historial académico, personal o delictivo en algunos casos.

Ya, hasta sabemos cómo los candidatos se las gastan para engañarnos. Tenemos suficiente información para saber si el candidato es bueno o medio tonto para hablar en público; sabemos si manipula redes sociales para hacerse más popular de lo que es; sabemos si reparte dinero y promocionales para que la gente vaya a sus mitines; sabemos si las encuestas que promueve son falsas o de empresas profesionales; sabemos si las organizaciones que les apoyan tienen comportamiento sano y democrático, y; sobre todo, sabemos con quién se juntan esos candidatos. No hay manera de hacernos tontos y decir que no sabíamos quién era tal o cual personaje.    La última palabra, ahora, la tienen los ciudadanos. El llamado es para que en los días que nos quedan de campañas políticas, los votantes reflexionen, abran su mente y, si es posible, hagan un ejercicio de análisis para calificar a los candidatos y, sobre ello, decidir. Hay personas que me han comentado de manera personal, o por mensaje, “tenemos miedo de que gane ese candidato, es que dicen que va arriba en las encuestas”; lo que les puedo decir es que hay que levantar el ánimo, informarse en medios profesionales y participar activamente para no permitir que ese candidato, que les causa miedo, llegue a gobernar durante los próximos seis años.