Vínculo copiado
#ESNOTICIA
#ESNOTICIA
La segunda presidencia de Donald Trump en Estados Unidos ya está definiendo las posibles rutas a seguir para muchas naciones del mundo, y eso que aún no ha comenzado
00:03 viernes 13 diciembre, 2024
Colaboradores“Sentí que la democracia estaba en peligro; sentí miedo del Gobierno”
Ahn Gwi-ryung, política surcoreana
La política siempre es una montaña rusa. Entender que hay subidas y bajadas se da por sentado, lo interesante es poder apreciarlas en su justa dimensión, más allá del nerviosismo natural producto de la adrenalina. 2024 ha sido un claro ejemplo de ello. Aunque claro está, cada año es una montaña rusa particular.
Quizá, o muy probablemente, este año que termina sea especial en muchos sentidos, porque de alguna forma podría significar el primer capítulo para la reorganización política, económica y social de Occidente -principalmente- y que viene cocinándose desde hace años.
La segunda presidencia de Donald Trump en Estados Unidos ya está definiendo las posibles rutas a seguir para muchas naciones del mundo, y eso que aún no ha comenzado, sin embargo, hoy quiero dirigir la mirada a otros contextos tanto occidentales como asiáticos que bien vale la pena tener en cuenta, tanto para 2025 como para años futuros, en el entendido de que sus realidades, si bien son ineludiblemente atravesadas por las decisiones que tome Estados Unidos, también están sujetas a sus propias dinámicas y vaivenes.
El proyecto europeo al borde: dos casos, Francia y Alemania
La primera moción de censura exitosa desde 1962 desmoronó al gobierno de Michel Bernier, el primer ministro de Macron, que tras presentar un presupuesto que no gustó a nadie -recortes de 40.000 millones de euros y subidas de impuestos de 20.000 millones- y aprobarlo sin el consentimiento de la asamblea, provocó la inédita unión de la derecha, la izquierda radicales y el centro en su contra. La posterior renuncia del primer ministro es la cereza en el pastel de una crisis política que azota al país galo desde que el presidente Macron convocó a elecciones anticipadas este año.
Sin mayorías claras, con un primer mandatario impopular y con poco margen de maniobra, los franceses enfrentarán unas navidades inciertas de cara al último año de Macron al frente de la República y con una formación de ultraderecha que araña las puertas del Eliseo por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
A la fortaleza alemana de la postguerra se le empiezan a ver las costuras. El caso del país teutón tras su unificación es quizá uno de los ejemplos emblemáticos de los enormes huecos que el modelo de bienestar europeo no pudo llenar y que con el tiempo le han empezado a cobrar factura. El muro de Berlín cayó, pero el progreso y la bonanza llegaron a medias a los territorios de la antigua República Democrática Alemana. Se trata de regiones con atrasos notables en los que todavía se ven vestigios del socialismo soviético, en términos de desarrollo y avance tecnológico. No es casualidad que, en esta parte del país, como Sajonia, donde en las últimas elecciones generales la ultraderecha alemana tuvo su mejor desempeño desde el fin del nazismo, agrupaciones como la radical AfD estén empezando a convencer a un electorado olvidado por el establishment.
Si bien Alemania sigue siendo una potencia económica para Europa y el mundo, lo cierto es que su atraso en innovación y sus problemas de suministro eléctrico le han restado competitividad en el mercado, sobre todo frente a gigantes como EE. UU. o China. Ni hablar de su pérdida de relevancia política a nivel global y de la crisis -vaya como se repite este sustantivo últimamente- que vive su actual gobierno, incapaz también de llegar acuerdos a la víspera de unas elecciones generales en febrero, con la ultraderecha y el neonazismo, sí, aquí también, haciendo guiños discretos.
Rusia y Ucrania: ¿alguien tiene que ceder?
En el último Foro de Halifax, una plataforma en la que militares, exmilitares, funcionarios retirados y en activo, académicos, periodistas y activistas discuten asuntos de geopolítica, seguridad global y comercio internacional, uno de los grandes temas fue el conflicto entre Rusia y Ucrania. El asunto dividió a los asistentes, la mitad de ellos sostuvieron que la cesión de territorio por parte de Ucrania sería, al final, la única solución viable y que se debía trabajar para que el acuerdo fuera lo menos perjudicial para Ucrania. La otra mitad argumentó que eso significaría la primera de muchas concesiones para Putin, porque están convencidos de que el líder ruso no se detendrá hasta ver concretados sus anhelos de una Rusia con sus antiguas fronteras soviéticas.
La turbulencia política que viven las dos principales potencias de Europa poco ayuda al proyecto europeo frente a la amenaza de un Vladimir Putin engrandecido y del posible abandono de su principal aliado: Estados Unidos.
Un enorme susto de cinco de horas
En la noche del martes 3 de diciembre, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, dejó en shock a todo su país al declarar la Ley Marcial, algo que no sucedía desde 1980. El mandatario justificó la radical decisión bajo el argumento de que “fuerzas antiestatales” léase, infiltrados provenientes de Corea del Norte, amenazaban la estabilidad democrática del Estado surcoreano. Nadie le compró la historia y las fuerzas políticas, incluida su partido conservador y la ciudadanía alzaron la voz. La polémica medida apenas duró unas horas y el presidente, cuya popularidad apenas roza el 20 %, podría tener los días contados en el puesto. Los surcoreanos pagaron con sangre y sudor el costo de tener una democracia liberal consolidada, algo que sus hermanos del norte no han podido conseguir.
Quizá una de las imágenes de este 2024 que expira sea la de la política surcoreana Ahn Gwi-ryung que, al enterarse de la medida impuesta por el gobierno, corrió a la Asamblea a protestar, una vez allí, y frente a al ejército, Gwi-ryung retiró con sus propias manos el cañón del arma de un soldado que le apuntaba a la cara.
La sorpresa siria
La Guerra Civil que ha azotado a Siria desde el 2011 ha dejado los siguientes saldos: medio millón de muertos, 12 millones de personas han sido desplazadas y cinco millones de estas viven en calidad de refugiados en países del extranjero. Se utilizaron armas químicas y todos los involucrados cometieron crímenes de guerra. El pueblo sirio ha sufrido durante 14 años una cruenta guerra. Y eso no ha sido lo peor, durante medio siglo la dinastía Al-Asad los ha dominado con mano dura. La caída de ese régimen el pasado fin de semana abre una pequeña luz de esperanza para un pueblo que lleva demasiado tiempo en la oscuridad.
Sin embargo, el futuro es incierto para Siria. No queda muy claro qué tipo de régimen regirá al país toda vez que se logre que los grupos armados clave en la caída el régimen Hayat Tahrir al Sham (HTS) y el Ejército Nacional Sirio (ENS) puedan sentarse a la mesa con Coalición Nacional Siria (CNS), la principal alianza de fuerzas revolucionarias. Y ahí está la clave del futuro sirio y de la región.
La caída de Bashar al-Assad es un duro golpe para Rusia e Irán. Esto será importante sobre todo para la eficaz propaganda rusa de terror psicológico que ha dispersado la idea de su supuesto poderío militar. A su vez, el nuevo régimen político en Siria podría significar un reacomodo en la correlación de fuerzas en Medio Oriente que beneficie a Israel, pero eso está por verse.
En la próxima columna cierro este 2024 con unas últimas reflexiones sobre el panorama político internacional y las perspectivas para 2025.
POR JAVIER GARCÍA BEJOS
COLABORADOR
@JGARCIABEJOS