Oposición rabiosa en el discurso, pero en los hechos facilitador y comparsa del oficialismo resultó el nuevo PRI de Alejandro Moreno. De dientes para afuera condena la Reforma Judicial con la que Morena y aliados convirtieron al país en una ex república, sin contrapesos claros y sólidos. Sin embargo, sus legisladores se prestaron gustosos a dar el tiro de gracia al último dique que impedía el avance del régimen absolutista ideado por un solo hombre. Primero hicieron la faramalla de votar en contra la reforma en la Cámara de Diputados y en el Senado, donde no había forma de frenarla tras la traición de Miguel Ángel Yunes Márquez, quien dio el voto 86, decisivo, para la aprobación de la iniciativa que extinguió de facto al Poder Judicial de la Federación. Luego la dirigencia de Alito dejó que sus diputados estatales unieran sus votos a los de Morena para avalarla sin problemas. Los casos más emblemáticos fueron en Oaxaca, donde los cuatro legisladores del tricolor votaron a favor; y Durango, que aprobó la reforma con los votos de los siete priistas que hay en el Congreso estatal. Ni un llamado de atención recibieron esos representantes populares priistas desde la dirigencia de Alito Moreno. Mucho menos se les ha iniciado un proceso de expulsión, como sí lo han hecho con otros militantes del ex partidazo, que criticaron la reelección del campechano como líder máximo del partido. No sólo eso. Ya consumada la reforma en los congresos estatales, el PRI de Alito fue protagonista central del grotesco espectáculo que se montó el fin de semana en el Senado para destituir, vía tómbola, a 711 profesionales del Poder Judicial y ofertar sus cargos a elección en 2025. Mientras las bancadas del PAN, coordinada por Guadalupe Murguía Gutiérrez; y de MC, liderada por Clemente Castañeda, se negaron a participar en esa sesión, la del PRI, coordinada por Manuel Añorve, pero controlada por Alito, quien también es senador, sí asistió y dio el quórum necesario al oficialismo para validar la decapitación de la justicia en el país. Eso sí, después del tombolazo el propio Añorve y Alito salieron a decir que combatirían la Reforma Judicial y sus leyes secundarias a través de una acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte, a la que ayudaron a descabezar en la tómbola. Añorve incluso justificó la asistencia de su bancada a la sesión, con el argumento de que fueron a verificar que no hubiera “mano negra”. En realidad, echó una mano tricolor al oficialismo para ejecutar al único Poder de la Unión que había podido frenar el despótico sueño de Andrés. ¿A cambio de qué? Pronto lo veremos en los presupuestos de 2025 para Coahuila y Durango. *** EN EL VISOR: En la Secretaría de Economía, de Marcelo Ebrard, están pensando en empezar a conformar el llamado Cuarto de junto, para la revisión de T-MEC en 2026. Uno de los seguros es el líder del Consejo Coordinador Empresarial, ya sea que se reelija Francisco Cervantes o que otro resulte electo, como Juan Cortina Gallardo.  POR: RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN

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