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El gobierno federal anunció la desarticulación de una enorme red de corrupción que involucra empresarios, ex funcionarios aduaneros
00:10 jueves 11 septiembre, 2025
ColaboradoresNada de que no sabía y no se enteró. López Obrador supo de la corrupción, fue cómplice y la consintió. Sus propias palabras son confesión.
“Todos los negocios jugosos que se hacen de corrupción, llevan el visto bueno del Presidente”, dijo en 2019.
“Nada de que el Presidente no sabía, no se enteraba. Eso es falso (…) todas esas tranzas llevan el visto bueno del presidente, aunque no firme, él autoriza, él tolera, él permite”, insistió en 2020.
Son sus palabras las que le juegan en contra.
También repitió hasta la saciedad —no hubo año en que no lo hiciera—, desde 2019 hasta que se fue, que se había terminado con el huachicol. Sus dichos, le regresan como bumerang. Sus mentiras y contradicciones, quedan expuestas.
La farsa lopezobradorista fue exhibida el pasado fin de semana. No por los medios conservadores o la oposición, sino por el gobierno de Claudia Sheinbaum, que desnudó una red de huachicol fiscal que embarra a varios mandos de la Secretaría de Marina (la Institución más confiable del país) y ha puesto bajo la lupa a Rafael Ojeda, el almirante secretario durante el sexenio pasado.
El gobierno federal anunció la desarticulación de una enorme red de corrupción que involucra empresarios, ex funcionarios aduaneros y dos sobrinos del ex titular de Marina, uno ya detenido y el otro prófugo. Un negocio bien aceitado para contrabandear en buques combustible disfrazando la gasolina y diésel de otra sustancia. De a millón 750 mil pesos por barco.
El golpe dado por el secretario Omar García Harfuch, el actual secretario de Marina, Raymundo Morales, y el Fiscal Alejandro Gertz, deja muy mal parados al almirante Ojeda y al expresidente López Obrador. El negocio millonario difícilmente pudo haberse dado sin complicidad y encubrimiento. Los sobrinos Roberto y Fernando Farías Lagunas, el primero vicealmirante (detenido) y el segundo contralmirante (prófugo de la justicia), fueron tan cercanos que Roberto ocupó el cargo de secretario particular de su tío, el secretario de Marina, la posición de mayor confianza.
El fiscal dijo que la investigación inició a petición de Ojeda hace un par de años, pero en la conferencia de prensa donde se anunció el golpe se afirmó también que la indagatoria derivó de la incautación en marzo pasado de un buque de huachicol en Tamaulipas con 10 millones de litros de combustible.
¿Quién va a creer que el tío Ojeda no sabía lo que hacían sus sobrinos? ¿Alguien será tan ingenuo para pensar que el presidente no sabía lo que pasaba, si un presidente “lo sabe todo”?
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
COLABORADOR
@MLOPEZSANMARTIN