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Si verdaderamente deseamos generar un impacto significativo en los estudiantes, es vital construir sobre las realidades que los aquejan
00:03 sábado 11 mayo, 2024
ColaboradoresEn el escenario político marcado por las elecciones presidenciales, la mirada hacia los agentes de cambio se torna imprescindible. Los profesores, en particular, emergen como figuras cruciales cuyo rol trasciende las aulas, impactando directamente en el destino de las futuras generaciones. Si verdaderamente deseamos generar un impacto significativo en los estudiantes, es vital construir sobre las realidades que los aquejan, abordando con urgencia los problemas que verdaderamente importan. En este contexto, debemos enfocarnos en cuatro puntos clave que demandan atención en la discusión pública, evitando caer en la trampa de otra reforma educativa que, lejos de transformar la realidad, podría conducirnos a una implementación tardía y desarticulada. La primera y más fundamental razón para evitar una nueva reforma educativa radica en el hecho de que los cambios curriculares, tal como se ha evidenciado en el pasado, no han logrado incidir significativamente en la realidad educativa del país. Más que centrarnos en modificar documentos y estructuras, es crucial dirigir nuestros esfuerzos hacia la implementación efectiva de diversas estrategias pedagógicas, reconociendo la diversidad de contextos y necesidades que caracterizan a las comunidades educativas mexicanas. En este sentido, debemos apostar por otorgar mayor libertad a los profesores en la elección e implementación de modelos educativos que se adecuen a las particularidades de sus entornos. El enfoque debe estar centrado en los aprendizajes, permitiendo que los docentes exploren y adapten diversas metodologías según las necesidades específicas de sus estudiantes. La rigidez impuesta por reformas anteriores ha limitado la creatividad y flexibilidad de los maestros, obstaculizando así la posibilidad de generar experiencias de aprendizaje verdaderamente significativas y pertinentes. Sin embargo, la tarea de transformar el sistema educativo no puede recaer exclusivamente en los hombros de los profesores. Es imperativo reconstruir el interior de la Secretaría de Educación Pública (SEP), revitalizando los materiales educativos y el desarrollo curricular con una visión orientada hacia las capacidades y la experiencia acumulada a lo largo de diferentes administraciones. Es fundamental dejar atrás la imposición ideológica y priorizar la evidencia científica en la toma de decisiones, garantizando así la calidad y pertinencia de los contenidos educativos impartidos en las aulas mexicanas. Por otro lado, la búsqueda de incrementar el presupuesto educativo debe continuar, pero con un enfoque claro en la equidad. Es indispensable establecer criterios que prioricen la asignación de recursos hacia aquellas regiones y comunidades que históricamente han sido marginadas y excluidas del acceso a una educación de calidad. La inversión en infraestructura educativa debe ir más allá de la mera construcción de aulas, buscando establecer un piso mínimo que garantice la dignidad y el bienestar de toda la comunidad escolar. En conclusión, aprender sin reformar implica reconocer y abordar los desafíos estructurales que han perpetuado el estancamiento en el sistema educativo mexicano. Solo a través de un enfoque centrado en la flexibilidad, la evidencia y la equidad podremos construir un futuro educativo que verdaderamente responda a las necesidades y aspiraciones de las generaciones presentes y futuras. Es hora de actuar con audacia y determinación, apostando por una escuela que no solo permita el ingreso de estudiantes, sino que le permita superar sus realidades. * Profesor / Activista por el Derecho a Aprender en SLP
Director Ejecutivo en Horizontes de Aprendizaje
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