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Billetes G5 en redes sociales, falsificaciones de alta calidad que se ofrecen como si fueran auténticas, puso a las autoridades financieras en alerta
02:00 miércoles 24 septiembre, 2025
MéxicoLa reciente aparición de los llamados billetes G5 en redes sociales, falsificaciones de alta calidad que se ofrecen como si fueran auténticas, puso a las autoridades financieras en alerta y recordó a los ciudadanos que la confianza en el dinero no depende solo del papel que lo sostiene.
Detrás de cada billete circulante hay una compleja cadena de insumos, tecnología y procesos de seguridad que comienzan mucho antes de llegar a las manos de los mexicanos.
Para empezar, el papel moneda que utiliza el Banco de México no es papel común. Se trata de un substrato de algodón especialmente tratado para resistir humedad, dobleces y miles de ciclos de uso, al que se añaden fibras visibles e invisibles que dificultan la falsificación.
Sobre esa base se aplican tintas de seguridad con propiedades únicas; algunas contienen pigmentos que cambian de color al inclinar el billete, otras reaccionan a la luz ultravioleta y todas deben soportar altas temperaturas, fricción y contacto constante sin perder definición. Estas características convierten a cada billete en un producto tecnológico que combina ciencia de materiales y precisión industrial.
Conseguir esos materiales tampoco es un trámite ordinario. La compra de insumos como el papel de seguridad y las tintas especiales se realiza a través de mecanismos controlados y altamente especializados, precisamente porque solo un puñado de proveedores en el mundo puede producirlos con las especificaciones que exige el Banco de México.
Antes de ser autorizados, estos fabricantes deben demostrar capacidad técnica, confiabilidad y cumplir estrictos estándares de confidencialidad, pues cualquier falla pondría en riesgo la confianza en la moneda.
Durante el proceso de fabricación, cada lote de papel y tintas pasa por pruebas de resistencia, colorimetría y fluorescencia para garantizar que cumpla con los estándares de seguridad y durabilidad.
Durante la impresión, se incorporan microtextos, relieves y marcas de agua que solo pueden apreciarse con lupa o bajo luz especial. Estos elementos no solo dificultan la falsificación, también permiten a las autoridades y a los ciudadanos verificar la autenticidad con métodos tan simples como tocar, mirar e inclinar el billete.
Tecnología y alianzas estratégicas protegen al dinero mexicano del fraude
Una cadena tan sofisticada no solo requiere insumos especiales, también estabilidad en quienes los proveen. En este tipo de industrias, cambiar de proveedor sin una transición cuidadosamente planificada puede abrir la puerta a fallas operativas o vulnerabilidades técnicas que terminen afectando servicios esenciales.
Un ejemplo cercano es el de Colombia en 2025, el gobierno de ese país intentó trasladar la producción de pasaportes a su Imprenta Nacional para ganar autonomía. La transición, que se pretendió hacer sin la preparación necesaria, amenazó con provocar retrasos en citas, incertidumbre sobre la validez de los documentos y un alto costo reputacional, lo que obligó a las autoridades a extender contratos de emergencia con su proveedor anterior para evitar un colapso en el servicio.
En México, la solidez de ese ecosistema ha permitido que, incluso ante fraudes como los billetes G5, la circulación de efectivo se mantenga segura. El Banco de México, que este año celebra su centenario con la emisión de monedas y billetes conmemorativos, mantiene desde hace décadas alianzas de largo plazo con proveedores certificados que garantizan un suministro confiable de papel y tintas de seguridad.
Entre ellos destaca SICPA, compañía suiza con más de 90 años de experiencia en tintas de alta seguridad y trazabilidad, cuya tecnología ha sido clave para que el banco central asegure la autenticidad de cada billete y pueda reaccionar con rapidez ante intentos de falsificación cada vez más sofisticados.
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Ese ecosistema de insumos y alianzas estratégicas explica por qué los procesos de adquisición requieren criterios distintos a los de otros bienes de gobierno. Expertos señalan que, aunque los nuevos mecanismos de compra pueden ser útiles para productos de uso común, en insumos críticos como papel moneda, pasaportes o sistemas de pago lo importante no es el ahorro inmediato, sino la continuidad y la seguridad que respaldan la confianza pública.
Con información de El Financiero