A pesar de la polémica que desató la Ley General de Aguas, esta avanzó tanto en la Cámara de Diputados como con los Senadores; si bien aún sigue generando incertidumbre en el sector agrícola, se espera que en verdad se puedan obtener mayores beneficios que afectaciones de la misma, señalaron en mesa de análisis para AltaVox Enrique Dahud, de Acción Nacional, Ernesto Barajas, de Morena, y Luis Fernando Gámez, del PVEM.

Enrique Dahud aseguró que uno de los temas relevantes en la aprobación es “el binomio tierra-agua, pues antes se podía separar y vender la concesión de agua por separado y ahora no; si vendes tu parcela, terreno o rancho y tienes una concesión de agua, en los nuevos términos, tendrás que vender tu derecho de agua ahí mismo”.

Aseguró: “La realidad del dictamen no garantiza el acceso a agua a nadie, no hay presupuesto, no hay infraestructura ni metas técnicas, lo único que garantizan es si la Federación te da agua, cuánta y por cuánto tiempo, […], se están apoderando del agua en el Gobierno Federal y posiblemente en lo que venga se apoderarán de nuestras casas, nuestros vehículos, nuestras cuentas de banco; es el principio de una dictadura en México”.

Por otra parte, Luis Fernando Gámez externó: “Se había tardado la Cámara en elevar el debate público en materia de agua potable, preservación del agua y en materia de reserva del agua para el futuro”.

Aseveró que los gobiernos anteriores no hicieron una infraestructura responsable a futuro para el tema hídrico, por lo que es clave que ahora se esté contemplando “el derecho humano al agua, reconocer el acceso al agua para consumo personal y doméstico, la gestión de concesiones; se crea un registro nacional del agua para mayor control porque en el pasado hubo dispendio y este tema de entregar concesiones en lo oscurito, de no informar a quién se le entregaban y repartirlas como si fueran volantes”.

“En el pasado, los funcionarios de la Conagua se despachaban con la cuchara grande en materia de concesiones”, añadió.

Aunado a ello, Ernesto Barajas externó que “independientemente de lo que se ha estado manejando y de lo que ha tratado de impulsar, no es así, más bien hay un tema que verdaderamente causa un efecto a la gente, que acaparaba el agua, de molestia, pero sobre todo de bastante inconformidad”.

“El agua no es una propiedad de a, b o c, ni de ninguna persona, es de todos nosotros, es un derecho humano”, reconoció.

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Enfatizó: “Esta nueva ley general de aguas, independientemente de que, si en algún momento algunas personas trataron de vender la idea de que era una cuestión casi casi de expropiación, pues no es cierto, […], simplemente las concesiones se van a revisar, no se están quitando para que cada una de estas este destinada para lo que debería de ser o que debe de ser”.