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Trump nunca acepta derrota y siempre proclama victoria, no importa que tan mal se encuentre
00:02 sábado 12 abril, 2025
ColaboradoresFiel a sus principios, el presidente Donald Trump y sus aliados proclaman victoria y genialidad pese a que para la mayoría de los analistas estadounidenses, al anunciar una "pausa" de 90 días en la aplicación de muchos de los aranceles anunciados hace una semana, reconoció que su estrategia comercial no funcionaba.
Pero la verdad es que no quitó el dedo del renglón y mantuvo el arancel general del 10%, así como 25% para acero, aluminio, automóviles y autopartes, amén de elevar los aranceles a China hasta 125 por ciento. De creer al propio Trump y sus cortesanos, se trata de una nueva fase de negociación, de genialidad. "Han presenciado la mayor maestría de estrategia económica de un Presidente estadounidense en la historia", afirmó Stephen Miller, director adjunto de asesores de Trump y de los principales activistas antimigrantes del actual régimen.
Trump nunca acepta derrota y siempre proclama victoria, no importa que tan mal se encuentre. Y este es el caso.
La realidad es que su retiro no fue una grande y generosa concesión, sino una necesidad resultado de la brutal reacción negativa, política y económica, a su guerra comercial con el mundo. Tal vez los aranceles en respuesta de Europa, China y Canadá no le preocupaban tanto como la reacción doméstica: un desplome de la Bolsa de Valores, con sus efectos sobre la economía en general, una baja de su popularidad personal...
De hecho, puede decirse que la mayoría de los estadounidenses se opone a sus planes arancelarios, por convicción ideológica o por conveniencia, y en cuanto a las tarifas y su pausa, se trata en realidad de una nueva base de negociación comercial con 75 países que según Trump presumió en una cena pública con republicanos, ya fueron a "besarle el trasero" en busca de acuerdos bilaterales.
Eso contrasta con la opinión de algunos analistas y críticos estadounidenses e internacionales, para quienes fue una retirada "épica", sólo una semana después de su histórico anuncio de aranceles para (casi) todos.
De entre los señalamientos destaca sin embargo un hecho: Trump gobierna por instinto, no con planes establecidos, sino en busca del mayor efecto inmediato para su imagen y su posición política. Frente a las admoniciones de sus cortesanos sobre la genialidad de Trump y su arte de la negociación, el propio mandatario destacó el nerviosismo de muchos estadounidenses y la necesidad de flexibilidad.
En otras palabras ¿puede hablarse de un descalabro, hasta un retroceso? Si, sin duda. Pero está lejos de que la pausa pueda ser vista como una derrota definitiva para el proyecto de Trump y de hecho una medida que en el mejor de los casos podrá ser marginada, incluso olvidada, pero es una amenaza latente.
En el caso de los socios del acuerdo norteamericano, México y Canadá, la "pausa" no hace mayor diferencia y si pone de relieve su vulnerabilidad a las presiones emanadas del capricho de la Casa Blanca.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE