La cena que el gobernador Gallardo ofreció a los diputados la noche de antier, tuvo más que un abrazo navideño. La presencia del líder nacional del PAN, Marko Cortes, el sábado pasado y sus fuertes señalamientos al Ejecutivo estatal, no sirvieron más que para dos cosas: Por una parte, debilitar las de por si pobremente construidas bases de buena relación entre la fracción panista en el Congreso o las pases que de alguna manera tenía tejidas Octavio Pedroza con el Ejecutivo mismo.

Y para que ir descubriendo el papel que van y quieren jugar los diputados y la dirigencia estatal azul dentro de la escena política local que tiene dominada el gobernador, sin duda. Si van a aplaudir los dichos de Cortes y confirmarlos adelante. Solo que Cortes ya se fue y regresa en medio año. O si van “llevarse la fiesta en paz”, pues también se vale. A la cena que les ofreció el Ejecutivo acudieron los panistas. Mal hubieran hecho y peor el mensaje enviado si no.

A Gallardo y su equipo lo ven diario, a Cortes de vez en cuando. A más de que ya cada quien está jugando sus fichas. Aranzanu Puente, por ejemplo, por su parte ya trae roces e indiferencias de sus “mentores”, el grupo “azuarista”. Su papel como titular del Legislativo le ha permitido acercarse al Poder del Palacio mayor y no ha gustado en su partido, pagara su pecado azul, pero ganara la misericordia verde. Así hay varios. Así hay varios.