El proceso de elección interna que vivió el Partido Acción Nacional estos últimos meses y que culminó con la votación del pasado sábado, no tuvo absolutamente nada de novedoso y menos de renovador. Nada.

Al contrario. Se cumplió con todo lo que se dijo, escribió, habló y comentó en medios locales y nacionales que ocurre en el PAN de San Luis Potosí. Entrevistas, reportajes, declaraciones, nombres y personajes: una inmunda desfachatez simuladora de una elección interna con el afán de renovar a un partido que se pretende mantener con la etiqueta de oposición al gobierno estatal, pero que con su desfigurada imagen no hace más que dar lastima y una vida entregada a la democracia mexicana mas falsa que lo que protagonizaron el sábado. No se trata nada mas de que Verónica Rodríguez haya ganado -ella no tiene la culpa-, pudo haber sido ella u otra mujer. Se trata del grupo y continuidad que representa.  Un poder de facto -el “azuarismo”- que no es más una agencia de colocaciones para sus miembros cercanos y ventanilla de cobros políticos. Y un poder de jure -el de Juan Francisco Aguilar en su momento y ahora el de Rodríguez- que no es mas que la Gerencia del primero. El descaro con el que ambos operaron a favor de Rodríguez, evidenció el momento en el que se encuentra el PAN potosino. Una inestabilidad, separación y bélico estado que no le permitirá levantar la mano contra nadie como oposición a las afueras de su edificio o patrocinar a un personaje fuerte en los futuro comicios. La credibilidad se construye desde el cimiento. Y no es tampoco que lo que denuncio Josefina Salazar, la candidata perdedora, sea novedoso. Al contrario, ya se sabía que pasaría. Es el culmen si, de todo lo que propios y externos hemos dicho del blanquiazul. Es el final de la historia que ya estaba escrita y que solo le faltaba el titulo oficial de la protagonista. Si de verdad Verónica Rodríguez quiere legitimidad como figura publica en la vida política potosina tiene mucho que construir en su Partido. O mejor aún, mucho que destruir en el PAN. Pero tampoco lo hará. Impensable.

Seguirán igual. Igualitos. Hasta mañana…