La oposición nacional no es más que un reflejo de algunos de sus propios dirigentes e integrantes: burlas.

Desdibujados completamente, hoy en día, el PRI, el PAN y MC pasan a ser cajas chicas de los propios intereses de sus dueños.

Sus 15 o 20 curules en el Senado o en los congresos locales y el federal o sus 3 o 4 gubernaturas pasan al rincón de acomodos familiares o compadrazgos, fuera de ello prefieren vivir en la sombrita cuando de levantar la voz en contra se necesita.

El PRI guarda sus fichas para mejor negociación y MC prefiere señalar al PAN y al PRI de sus defectos históricos, que reclamarle al gobierno federal o a los gobiernos estatales sus defectos y maneritas de actuar.

Y el PAN en San Luis Potosí es un ejemplo también.

Algunos de sus militantes, como Lidia Argüello, decidieron impugnar el resultado de la elección para dirigente estatal en el que, estrepitosamente, perdió ella y el grupo de Xavier Azuara.

Ridículo político que les dolió hasta el alma y en lugar de fortalecer a su partido prefiere dividir su entraña a fin de que el oficialismo potosino, Verde y Morena, se sigan burlando de ellos.

Si lo consigue es otra cosa, pero ¿no pueden un día en su vida aceptar la derrota sin que caigan en el aferramiento que solo cansa a su propio partido y los evidencia al exterior?

Sean una oposición fuerte, no hagan de sus partidos pistas de revanchas sin fondo ni forma.