Las propuestas que verterán los candidatos a la máxima silla académica del estado -la de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí- deberán versar, sobre todo, en recuperar lo que por muchos años se ha perdido de la máxima Casa de Estudios: el respeto a todo su nombre. Y no es nada reciente ni de hace 4 años.

Se trata de puntos rojos que históricamente se han venido coloreando, por décadas, y que en años recientes han “reventado”.

Y las razones son varias: ignorancia, descuido o arrogancia. Desordenes en las entidades académicas que desembocan en malos resultados académicos por parte del binomio alumno-maestro.

Tolerancia a problemas como el acoso, en todas sus modalidades.

Excesivos gastos superfluos.

O altísimos sueldos a los primeros niveles de la administración central universitaria. En estas y en otras circunstancias cualquiera de los tres aspirantes -uno pretende reelegirse- deberán poner manos en los asuntos y resolver a fondo los temas. De lo contrario, no será mucho el tiempo en el que la UASLP pierda lo que por décadas ha ganado: credibilidad.