Los ojos que hace poco más de 6 años puso en San Luis Potosí la armadora BMW -gracias al gobierno de Fernando Toranzo y su equipo económico- no fueron casuales.

Se trató de un análisis que la armadora alemana hizo a conciencia: política, seguridad, economía, facilidades administrativas y apoyos estatales. Sociedad, estabilidad laboral, centros sociales y escolares, infraestructura, etcétera. Todo un listado detallado de puntos que convertían a San Luis en el mejor lugar para su inversión.

Las vías de comunicación y la movilidad fueron parte de ellos.

El que en las últimas semanas se hablara de la segunda vuelta alemana a la zona Industrial metropolitana capitalina con una inversión para la producción de vehículos eléctricos por más de mil millones de dólares, tampoco fue casual.

San Luis Potosí por su situación geográfica, política y económica, se está convirtiendo en el referente y punto central de la vida industrial del centro-bajío.

Y una de las razones por las que tal vez no optaron por San Luis otra vez, como hace 6 años, pudo ser sin duda la falta de obra pública que una el centro de la ciudad y sus alrededores, sobre todo del poniente, con la zona Industrial.

Una de esas obras la Ruta Alterna a la carretera 57 cuyo plan es que corra desde el Periférico Sur hasta el Eje 140 para desfogar el tráfico y aligerar la presionada calidad de vida de miles que van y vienen a sus centros de trabajo

Nada es casual. Y esas decisiones de empresas de primer mundo que se toman con pinzas, menos.

Ahora le toca a la Iniciativa Privada, concretamente a la Alianza Empresarial San Luis, que rabiosa exigió un día sí y otro también a Juan Manuel Carreras la obra citada, seguir jugando el papel que le toca: abonar con su potencial y representación a las decisiones del gobierno con propuestas propositivas para mejorar la calidad de vida de los potosinos.

Si no lo hacen... tampoco será casualidad.

Hasta mañana…