La “gira presidencial” en la que se está montando el secretario de Gobernación Adán Augusto López en todo el país, no deja de ser -en términos de gobernabilidad- una presión invasiva a los poderes Legislativos de cada estado y, por supuesto, una ventaja para él y una desventaja para los que también aspiran o suspiran a suceder a López Obrador.

En el primer caso el mensaje es claro. La visita que está haciendo a las 32 legislaturas es directa. La disfrazan de un diálogo con los legisladores en el pleno de sus Congresos a fin de hacerles ver la importancia de la presencia militar en las calles de las fuerzas armadas.

Pero su mensaje y la posterior respuesta de los representantes de cada bancada son parte del “numerito” previamente acordado.

Ayer en San Luis no se hizo la excepción. Morena, el Verde y el PT fueron solamente portavoces de alfombras bellísimamente satinadas para que las palabras del segundo hombre del Gobierno Federal se escucharan con dulzura y patriotismo.

Una pena

Y los de la oposición -PRI, PAN, MC y CP- también, pero con más demerito al que debería ser su papel. Sin ningún argumento que resonara como los que dicen en las mesas de café.

Otra pena.

Sin citar que no fueron tampoco para cuestionarle de verdad sobre la falta de palabra del gobierno federal en las obras que AMLO prometió: la Ruta Alterna y el Aeropuerto de las Huastecas.

Y en el segundo punto, de igual manera. El uso de recursos públicos y de su tiempo como funcionario, bajo el manto de su investidura, no deja de ser una ventaja tramposa frente a sus compañeros de partido que buscan también su promoción personal con miras al 2024 (Sheinbaum, Ebrard y Monreal).

El presidente juega sus “corcholatas”. Ésta es una de esas formas y los diputados y diputadas potosinas fueron parte -como en el resto del país- de esa burla.

Hasta mañana…