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La realidad que a nadie le sorprende: ciudad inundada y elecciones vacías
00:02 lunes 2 junio, 2025
ColaboradoresAyer fue el día que persiguió la Cuarta Transformación desde que al expresidente Andrés Manuel López Obrador en una conferencia matutina se le ocurriera realizar una elección de jueces y magistrados, pues el Poder Judicial le estaba coartando las reformas que perseguía desde aquel 2006 cuando fue por primera vez candidato. Sin sorpresa alguna las casillas lucieron solas, con uno o dos votantes en cada mampara que tomaban minutos para elegir entre los múltiples nombres a quienes impartirán justicia por los próximos años. Las urnas lucían con un buen número de votos, pero no dejarse engañar, cada elector entregó 9 boletas, imposible que no se viera así. Nuevamente el agua puso a prueba la infraestructura de la zona Metropolitana y reprobó, reprobó como lo hizo en septiembre pasado o en agosto, o en cualquier temporada de lluvias que usted, querido lector, recuerde. La población tuvo que sufrir los estragos de una ciudad que no está preparada para el volumen de agua que cayó y la renuncia de la gente a tener una educación de no tirar basura en las calles, de barrer a las afueras de sus casas, de tener empatía. Universidad nueva, problemas de siempre
A tan solo seis semanas de su inauguración, la Universidad Rosario Castellanos, proyecto educativo que promete ser un parteaguas en la formación superior de la juventud soledense, enfrenta una serie de obstáculos que amenazan con manchar su arranque antes de que se abran los salones para la foto oficial. La emoción por una nueva opción académica para miles de jóvenes contrasta con una preocupante falta de estructura administrativa y académica que, hasta el momento, no ha sido claramente definida ni transparentada. Pero los problemas no se quedan en lo institucional. En el entorno inmediato del nuevo campus, la realidad es menos prometedora: un tiradero a cielo abierto a escasos metros del recinto, calles en mal estado, deficiencias en el servicio de agua potable y un sistema de movilidad que brilla por su ausencia. Para rematar, los vecinos de los fraccionamientos cercanos denuncian un aumento en la inseguridad, con robos frecuentes y una presencia policial prácticamente nula. La Universidad Rosario Castellanos podría ser una oportunidad histórica para democratizar el acceso a la educación superior en Soledad, pero si no se atienden con seriedad las condiciones que la rodean, tanto dentro como fuera de sus muros, existe el riesgo de que se convierta en otro proyecto que empezó con discursos positivos y terminó sepultado entre baches, basura y promesas rotas. El futuro académico no solo depende de los resultados en las aulas, sino del contexto en que se desarrollan las actividades. ¡Hasta mañana!