Entre el nombramiento de un nuevo Director del Hospital Central y el exhorto del Diputado de oposición naranja, Marco Gama, para que el estado potosino tome las riendas del sistema hospitalario en la entidad, dejando a un lado al gobierno federal, está la urgencia de resolver el gravísimo problema en el que se encuentra este renglón en la política pública potosina. Y no es un tema de hace tres años. La política federal en materia de salud que inició en el año 2018 y cambió los sistemas anteriores, empezaron a debilitar una estabilidad que prestaba servicios de salud decentes y dignos para la población mexicana que no cuenta con recursos para la salud privada. La falta de medicamentos, el abandono en la infraestructura, el desabasto de equipamientos y lo mínimo para colocar una curita en un dedo, el recorte presupuestal para solventar gastos y salarios y responsables de escritorio sin ninguna sensibilidad a lo que veían desembocaron en la falta de atención, largas filas y desafortunadas muertes por negligencia. El gobierno federal falló, sin duda. Pero a la ciudadanía que busca atención médica urgente o de rutina no le interesa quien debe responder, le interesa que se le atienda y palie el dolor, no solamente de una migraña, sino de los más vergonzoso que puede hacer la autoridad: no ser atendidos. El sistema de salud potosino, como el de todo el país, está en crisis. Que alguien lo resuelva.