Los municipios no se crean ni por dedazos, ni decretos ni elecciones. Seamos objetivos. En lo legal sí. Pero la realidad que implica la creación de una municipalidad nueva, va más allá de una consulta acarreada o resolución que firme un Congreso a modo en donde la mayoría pertenecen al oficialismo del partido en el poder. Los elementos de un Estado -entendiéndolo, para este caso, una entidad municipal- son territorio, población y gobierno.

Los dos primeros se cubren. Pero no se puede garantizar tampoco la estabilidad y bien estar de una comunidad -la población- en una demarcación territorial delimitada si no se tiene un gobierno. Y no una autoridad nada más.

El ejercicio del gobierno.  Garantizar los renglones en que descansa la prestación de todos y cada uno de los servicios municipales y administrativos que le competen a través de una real y verdadera estrategia política, social, económica, de seguridad, entre otros rubros que consoliden lo que se busca para Villa de Pozos. Si las prisas electorales y “políticas” corretean a los interesados en que la delegación municipal se transforme, solo encontraran un resultado a corto plazo en donde la improvisación desnude sus intereses y dejen a la deriva, de peor manera, lo que criticaron para conseguir el cometido. Si la mesura social y prudente revierte la intención de esta municipalización a través de la negativa en la consulta que se realizará en próximos días entonces se habrá logrado, de entrada, algo relevante: dar una oportunidad mayor al actual gobierno de la Delegación de Villa de Pozos de revertir con más trabajo y mejores condiciones la negativa opinión de un abandono histórico. Hagamos historia como sociedad, para bien. Háganlo pensando, no a cabezazos