La apatía electoral que permea en el México contemporáneo históricamente se debe, principalmente, a un total desinterés por parte de la ciudadanía en atender el llamado de la clase política para votar por ellas o ellos. A esto súmele ese repruebo -casi general- que recae sobre los mismos candidatos que cada tres o seis años se presentan con su estética sonrisa y falsas esperanzas mentirosas. Lo que ocurrió ayer en San Luis Potosí reflejó lo mismo. Sólo que aún no fueron elecciones políticas. Se trató de una consulta ciudadana, un plebiscito: decidir si la delegación de Villa de Pozos, perteneciente a la Capital, debe ser o no Municipio. Entre la poca, poquísima, afluencia provocada por la falta de información e interés se tornó el domingo en que hasta los funcionarios de las casillas se vieron desdeñados por la falta de atención a su presencia en no tener las mínimas condiciones para trabajar por más de 10 horas, desde que se abrieron las casillas hasta el conteo final. Repetimos. No se puede municipalizar Pozos con la “prisa politiquera” sin antes aterrizar en concreto lo que ello requiere y exige: sobre todo tiempo. No se puede agregar un municipio más al mapa político-electoral del próximo año solo el capricho de unos cuantos, usando de pretexto a otros pocos, provocando un daño a muchos miles. Crear municipios no es “enchílame otra” como si de “enchiladas” se tratara.