El llamado es imperativo, pero también de conciencia: podemos regresar a la crisis de hace dos años y ahora si no salimos “ni con grúa”.

El desastre -en todos los aspectos y renglones de nuestra vida- que se ocasionaría sería inimaginable. Volver al encierro o al freno de actividades es una pesadilla.

Actividades académicas, económicas, políticas o sociales se vería detenidas, parcial o totalmente

Ningún escenario nos conviene. Ya no.

Por eso hoy más que nunca la prudencia y la conciencia deben de ser compartidas entre sociedad civil y autoridades. 

No esperar la instrucción ni restricción de la segunda a la primera. Pero tampoco ser tolerantes si la primera no acata lo que la segunda dicte.

Debemos apelar a que ya entendimos una vez las consecuencias de dejar a la deriva las instrucciones de nuestras autoridades: el uso del cubrebocas de nueva cuenta en espacios públicos cerrados y abiertos.

Los aumentos de casos positivos del covid en estos días han prendido las alarmas.

Si bien, no es la emergencia de hace unos meses o las muertes que se anunciaban, si es cierto que el panorama puede cambiar y empeorar.

El mensaje es claro: cuidarnos y retomar las reglas que ya conocemos.

Y que las conocimos por la buena y por la mala, elijamos de qué manera.

Hasta mañana…