“Dios no lo quiera”. Fue la frase con la que se encomendó Alberto Narváez, expresidente de Nuestro Centro, al hacer referencia a las restricciones recientes en materia de sanidad por el repunte de casos de covid.

El mundo vuelve a tornarse en la incertidumbre de qué pasará si las reglas se endurecen para el manejo sanitario de la nueva oleada infecciosa.

Las autoridades han cantado su sentencia: “El uso del cubrebocas en lugares públicos”.

Si se regresan a restricciones de hace un año los negocios pequeños y medianos no aguantarían.

Y el dicho descansa sobre el nulo o poco apoyo que se recibió por parte del Gobierno Federal y algunos estatales y que decir de los municipales.

La política federal permeo en muchos gobiernos y la estrategia fue pobre frente a la gran crisis que la pandemia provocó.

Quedó en manos de la sociedad civil.

Queda en manos de la sociedad civil.

De los empresarios, de la ciudadanía,

No del gobierno

Los pequeños negocios se siguen levantando después de la crisis. Una restricción mayor sería catastrófica.

Por eso y por muchas más consecuencias está en nuestra más nos tener la iniciativa de cuidar tanto nuestra salud como nuestro patrimonio.

Si los gobiernos de cualquier nivel no lo hacen, hagámoslo nosotros.

“Dios no lo quiera” y esto vuelva a reventar. Hasta mañana...