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La educación es una piedra angular en la construcción de una sociedad próspera y equitativa...
00:03 viernes 18 agosto, 2023
ColaboradoresLa educación es una piedra angular en la construcción de una sociedad próspera y equitativa. En el caso de México, esta premisa ha sido debatida, reconfigurada y a menudo distorsionada por cuestionamientos, ideologías y conflictos que han dejado una marca indeleble en el sistema educativo. En este sentido, el significado de la escuela para la sociedad se encuentra distorsionado y adquiere una relevancia sustancial para el logro de objetivos futuros con base en la racionalidad, el consenso y el aterrizaje de políticas públicas que abonen al trabajo de los profesores en las escuelas. Hoy, más que nunca, el buenismo y retórica simplista de muchos actores políticos apunta al desastre, alejándose lentamente de estas premisas. La educación, en su esencia, debería ser el reflejo de una nación que busca crecer en conocimiento, tolerancia y avance. Sin embargo, el sistema educativo mexicano ha sido, en muchos sentidos, manipulado por ideologías políticas y conflictos históricos. Nada se compara con lo que vivimos en los últimos dos años. Un diagnóstico fallido y sesgado ha llevado a distorsiones en la visión de la educación, impulsado por sentimientos de envidia y resentimiento por un pasado que se desea reescribir. Es esencial recordar que una educación sólida no debe ser utilizada como un instrumento para revivir batallas ideológicas ni para reparar injusticias históricas. En lugar de enfocarse en una retórica que fomente la división, es necesario que las escuelas en México se centren en brindar a los estudiantes una educación basada en la objetividad, la crítica constructiva y la diversidad de pensamiento. ¿Qué mejor oportunidad para los estudiantes en la escuela que la de ser libres? La escuela, sus procesos deben buscar y fomentar la pluralidad de ideas para propiciar el debate informado, la duda razonable y la crítica con evidencia. La educación es un servicio fundamental para el desarrollo del individuo, y por lo tanto, cualquier cambio en el sistema educativo debe estar respaldado por fundamentos sólidos desde una perspectiva técnica y jurídica. La imposición de un modelo educativo sin una base sólida ha llevado a inconsistencias y descontento en el sistema. La falta de consulta y participación en la creación de este modelo ha dejado a los educadores y estudiantes en una posición de vulnerabilidad. Entre aquellos que defienden con vehemencia y justifican la ilegalidad, hasta los que quieren prohibir algunos componentes del modelo, al final, los que más pierden son los estudiantes y sus familias de los deciles más bajos. Para construir un sistema educativo exitoso, es esencial que las reformas se realicen de manera transparente y consultiva. La colaboración (lejos de la simulación e imposición) entre educadores, expertos en diversas áreas y funcionarios gubernamentales es crucial para garantizar que cualquier cambio refleje las necesidades reales de los estudiantes y la sociedad en su conjunto. El contenido de los libros de texto es un asunto crítico en cualquier sistema educativo. En el caso de México, la controversia ha girado en torno a la legalidad y precisión del contenido presentado en estos libros. La educación no debe ser un campo de batalla para agendas políticas ni una plataforma para difundir información incorrecta o sesgada. La revisión rigurosa y objetiva de los libros de texto es un paso esencial para garantizar que los estudiantes reciban información precisa y equilibrada. Además, la inclusión de diversas perspectivas y voces en el contenido educativo puede enriquecer la educación y fomentar el pensamiento crítico entre los estudiantes.
Los libros son financiados por los contribuyentes, cualquier intento de sumar a la conversación debe ser bienvenido y dar paso a los argumentos para establecer posiciones racionales. Hoy, lamentablemente, se intenta resarcir una falta grave técnico jurídica, con la apertura (simbólica) de espacios para la discusión de las deficiencias y carencias divulgadas de manera extraoficial hasta hace algunos días. Estas conversaciones, si bien resultan enriquecedoras, llegan tarde y en un ambiente de fast track que da la impresión de legitimar un proceso totalmente irregular. ¿Quién nos asegura que esto no marcará un precedente histórico para futuras imposiciones de izquierda o derecha extremas? Aunque se pregona hasta el cansancio que este modelo contribuye a la autonomía de los profesores, la realidad es que se les traslada toda la responsabilidad de la implementación de esta reforma. Un nuevo modelo, como lo supone el de la Nueva (Posible) Escuela Mexicana, que traslada una organización curricular por asignaturas a otra por campos formativos, entre otros cambios de fondo, no consideró las capacidades y los retos pedagógicos a los que se enfrentan las más de 229,000 escuelas de educación básica del país. (Mexicanos Primero, 2023) La tentación de juzgar el pasado desde la perspectiva del futuro es un desafío que a menudo enfrenta la educación. En lugar de abordar la historia con una comprensión contextual, existe el riesgo de caer en un autoritarismo que impide una evaluación justa y objetiva. Los eventos históricos deben ser entendidos en su contexto y sin las lentes distorsionadoras del presente. Para construir una educación sólida, es esencial fomentar la comprensión histórica y el pensamiento crítico en lugar de imponer juicios desde la perspectiva actual. Los estudiantes deben ser alentados a analizar y contextualizar los eventos pasados para comprender cómo han influido en la sociedad actual y cómo pueden guiar hacia un futuro más informado y equitativo. En esencia, lo que ocurre con este modelo, es querer vendernos un futuro paradisiaco donde todos tendremos lo mismo y seremos felices, mientras se discriminan y aborrecen más de 30 años de discusión y aprendizaje didáctico pedagógico en materia educativa. Es decir, se enarbola un modelo con la expectativa del futuro glorioso sin puntualizar y clarificar el proceso a seguir y se demoniza la evidencia tangible de los resultados evidentes. No me cabe la menor duda, las escuelas en nuestro país deben ser una herramienta para el progreso individual (no individualista), la tolerancia y la comprensión del otro. Ante un diagnóstico centrado en el resentimiento y la envidia como banderas del cambio, encadena a las nuevas generaciones a seguir dependiendo de migajas que solo resultará para simular avances en materia educativa, acrecentar la brecha de desigualdad en competencias para la vida y reflejando una bajísima movilidad social. * Profesor / Activista por el Derecho a Aprender en SLP
Director Ejecutivo en Horizontes de Aprendizaje
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