El pasado fin de semana se presentó una controversia en el malecón de Puerto Vallarta, personal de la Dirección Municipal de Inspección y Reglamentos, intentó retirar algunos juguetes sexuales que se estaban exponiendo durante la llamada “Feria de la Salud Sexual” en el lugar más público de la ciudad, en el que a mediodía pasan cientos de familias acompañadas por niños. El operativo estaba encabezado por el titular de la Subdirección de Reglamentos, Salvador Gutiérrez, aduciendo que en el sitio se estaba mostrando abiertamente material pornográfico en especial un juguete montado con el pretexto de que este se usaba como parte de la educación sexual. Grande fue la sorpresa del funcionario cuando al llegar al sitio se dio cuenta que además de la organización civil SETAC, otros organismos gubernamentales como el CAPACIT y el IVC formaban parte de la organización del evento, el cual conmemoraba el “Día Internacional de la Salud Sexual”. En ese sentido, algunas personas defendían la presencia de juguetes sexuales en el sitio defendían el hecho de que juguetes sexuales no solo se usan para el placer, además son usado en actividades de educación sexual. En ese sentido, las personas que opinan de esa manera tienen toda la razón, los juguetes sexuales pueden ser usado en actividades de educación sexual, salud reproductiva y otro tipo de actividades en bien de la comunidad; siempre y cuando esto se dé en lugares contralados. Sin embargo, quien este escribe, no puede atinar a saber que utilidad tiene un juego llamado “Atínale al Dildo”, como si se tratara del juego de atinarle a la botella que se da en cualquier feria del país. Con los anteriores argumentos, cualquier persona podría decir que las revistas pornográficas educan a los jóvenes para conocer como es el cuerpo humano y como llevar a cabo una relación sexual placentera Cabe señalar que el Reglamento de Policía y Buen Gobierno indica claramente en el inciso X del artículo 40 que son faltas a la moral y a las buenas costumbres las siguientes:  Exhibir, consultar públicamente material pornográfico o intervenir en actos de su comercialización o difusión”. En este caso al ser un lugar público, se violó tal reglamentación, por lo que la actuación de la Dirección de Reglamentos había sido la correcta; sin embargo, la intervención de otros funcionarios municipales impidió que realizara su trabajo.