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Esta disciplina se ha convertido en auténticamente una forma de arte política a casi 3 años del gobierno de AMLO
00:07 lunes 25 octubre, 2021
ColaboradoresEs increíble cómo para la “4T” hay una disciplina que se ha convertido en auténticamente una forma de arte política a casi 3 años de este gobierno presidencial de Andrés Manuel López Obrador, el arte de “a todos echarles la culpa y jamás aceptar nada”. Se supone que la “Cuarta Transformación” que representa el gobierno de AMLO tiene como esencia el crear verdaderas restructuraciones y cambios o hasta eliminaciones de todo lo que dejó el antiguo régimen que se tuvo en México, y obviamente todo ello llevará cambios reales que como en todo huracán que pasa, se destruye todo y se debe volver a comenzar desde el principio… el problema es que el huracán 4T jamás acepta alguna responsabilidad en este cambio que significa la “Cuarta Transformación”. Cuando no es culpa de Don Porfirio Díaz es de López de Santa Ana, si no es de Santa Ana es de Hernán Cortés, si no es de Hernán Cortés es de Carlos Salinas De Gortari, si no es de Salinas es de Vicente Fox, si no es de Fox es de Felipe Calderón, si no es de Calderón es de Enrique Peña Nieto, si no es de Peña Nieto, la culpa entonces es de la corona española, si no es de la corona es de los empresarios, si no son los empresarios es de “los niños con cáncer que se enferman a propósito”, si no es de los niños con cáncer es de los jueces, si no es de los jueces es de los medios de comunicación, si no es de los medios de comunicación es el Nintendo… Y si no es el Nintendo, es la UNAM y si a todo esto no son ellos la culpa es de los “aspiracionistas”… aquellos de la clase media. En los 3 años de gobierno, jamás he escuchado a Andrés Manuel López Obrador aceptar una sola responsabilidad en algo que hayan influido… bueno sí, ahora que lo reflexiono sí, aquel terrible capítulo en el que las fuerzas armadas de este país quedaron rebasadas por el poder del crimen organizado, en aquel 17 de octubre de 2019, esa batalla en Culiacán donde una operación del Ejército mexicano para capturar a Ovidio Guzmán López (hijo del capo del Cártel de Sinaloa, Joaquín «El Chapo» Guzmán), que es buscado en los Estados Unidos por narcotráfico, terminó por ser liberado ante el temor de que aquello se convirtiera en una auténtica guerra, ahí… Andrés Manuel aceptó que dio la orden de liberarlo, pero eso es lo único que ante los medios de comunicación ha reconocido. Pero para ser honestos, todos los días, cada mañana vemos a un ciudadano presidente que está más concentrado en buscar enemigos y culpables, en vez de querer arreglar o por lo menos aminorar los grandes problemas que aquejan a nuestro país; el próximo 9 de noviembre el presidente López Obrador acudirá a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que cabe señalar sería su segundo viaje al extranjero, después de haber ido con el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump en 2020. El gran tema a presentarles será: la corrupción. No será el cambio climático, la economía mundial, las nuevas tecnologías de combustible o el terrorismo que representan los cárteles a los que les da “abrazos y no balazos”, no… será la corrupción y seguramente ahí, también repartirá culpas. Sólo espero, sólo espero que la razón le alcance para entender que ante ese escenario debe llegar como un mediador sensato en conflictos mundiales, como un ejemplo de diplomacia, porque esa es la oportunidad de dejar la imagen de México en alto… porque si piensa hacer lo mismo que hace en todas “Las Mañaneras” que hace cada semana; es la Organización de las Naciones Unidas no es un acto de campaña, no es el Zócalo… es la oportunidad de oro para que ahora sí, ahora sí se ejerza la investidura presidencial que tanto defiende y pregona, ni más ni menos. Nos leemos la próxima semana, hasta entonces… hasta siempre.