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Será legislador en sus ratos libres, porque no piensa renunciar a sus prioridades ni alterar el orden. Irá al Congreso cuando se le antoje
00:01 sábado 25 octubre, 2025
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En la reñida competencia de cinismo y desfachatez, el diputado plurinominal de Morena, Cuauhtémoc Blanco, no piensa quedarse atrás. La falta de pudor de Gerardo Fernández Noroña que confiesa delitos y huye para no explicar su vida de millonario; la caradura de Adán Augusto López, que haciendo gala de prepotencia se sabe intocable; lo testaruda de María Elena Álvarez -Buylla, que repartió el dinero público del Conahcyt, cuando lo presidió, entre ella, su familia y su pareja; la desvergüenza de José Ramiro López Obrador, que se volvió terrateniente durante el sexenio de su hermano, AMLO; lo cínico de Andy López Beltrán que dilapida su riqueza tras “extenuantes jornadas de trabajo”; y un largo etcétera, tienen competencia.
El exfutbolista se descose: será legislador en sus ratos libres, porque no piensa renunciar a sus prioridades ni alterar el orden de las mismas. Irá al Congreso cuando se le antoje y si no se le pega la gana, no asistirá. O estará presente sin estarlo: vía remota mientras disfruta de la vida. Total, qué importa que cobre como legislador, lo suyo es otra cosa. “A mi me encanta el pádel, también juego basquetbol (…) tengo que hacer ejercicio, así que me verán haciendo ejercicio”, dijo. Se agradece la sinceridad. Ni siquiera tiene la menor intención de disimular interés, ni disfrazar su irresponsabilidad pública. Porque, si en efecto tuviera por prescripción médica que “hacer ejercicio”, podría desarrollar un sinfín de actividades en sus ratos libres (que son muchos). Podría irse en bicicleta al trabajo, o corriendo. Podría despertar temprano y jugar el deporte que le plazca, o hacerlo en su horario de comida, o por la noche, como millones de mexicanos. Pero no. Él hará lo que se le antoje, y cobrará aunque no trabaje.
Cuauhtémoc Blanco Bravo es grotesco desde que puso un pie en la vida pública.
Se le acumulan los excesos, escándalos y denuncias. No solo es su valemadrismo por legislar (quizá haga menos daño lejos del Congreso que cerca), son los señalamientos por el desvío millonario de recursos, y otras -que parecen haber quedado en el olvido-, sobre el millonario pago por ser aspirante a la gubernatura de Morelos, por ejemplo-, o el uso de posiciones públicas para empoderar y enriquecer lo mismo a sus familiares -su hermano, Ulises Bravo, para no ir más lejos-, que su representante deportivo, José Manuel Saenz, a quien hizo Jefe de Oficina. También su media hermana lo ha denunciado por intento de violación. El caso lo ha esquivado, porque ha contado con el cobijo de la mayoría de los legisladores de la 4T, que se opusieron a su desafuero.
Con todo y todo, en lo insólito, el diputado es secretario de la Comisión de Seguridad en San Lázaro, tras dejar a Morelos sumido en la violencia.
Blanco es indefendible por donde se le mire. El exgobernador puede generarle gran daño a la 4T, si es cobijado. Su actuar, público y privado, es grotesco, vulgar y obsceno. Es su marca. Su sello. ¿Cuánto tiempo más lo protegerán? ¿O tiene licencia para hacer y deshacer a placer?
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
COLABORADOR
@MLOPEZSANMARTIN