Mark Davis atendió cada uno de los llamados desde el otro lado de las cerca. No im¬portaba que las autoridades de la NFL y del estado de Nevada se hubieran ido con el final de la presentación oficial del Draft, porque el dueño de los Raiders fue con los aficionados de su propio equipo y de otros que lo buscaban para firmar autógrafos, tomarse selfies o escuchar hasta sus peticiones. Cada vez que se dijo el ape¬llido Davis, desde la zona donde los aficionados siguieron la ce-remonia se escuchaba un largo y sonoro: ¡¡¡Raaaaaaaideeeers!!! Una muestra del agradecimiento de esos seguidores en Las Vegas, quienes disfruta de su propia fran¬quicia desde hace un par de años, justo después de que Mark se hizo a la aventura de mudar al equipo que había echado huesos viejos en Oakland desde 1995 para jugar en la prolífica ciudad en Nevada a partir de 2020. Es grandioso estar acá en Las Vegas, donde los aficionados nos han recibido de una forma gran¬diosa desde que supieron que los Raiders iban a jugar acá”, comen¬tó Davis durante el evento en el que las autoridades de la ciudad. La popularidad del hijo del fallecido Al Davis, una de las fi¬guras más llamativas de la liga, era un desafío para su discreto cuerpo de seguridad de un sólo guardaespaldas, quien solo echa¬ba una mirada amenazante o una ligera advertencia a alguno de los aficionados que emocionado ante la grata reacción del jerarca lo abrazaba para la selfie. Pero nada hizo cambiar a Mark Davis ante quien reclamase su atención. Ser uno de los empre¬sarios más acaudalados de la liga no lo hizo desestimar a ninguno de los fans que lo buscaron para una fotografía. EXCELSIOR