Vínculo copiado
Entre proteccionismo, el “América First” y la peligrosa desregulación
00:02 viernes 7 febrero, 2025
ColaboradoresEn los últimos años, la industria automotriz en México ha vivido una de sus etapas más dinámicas y, al mismo tiempo, desafiantes. Dentro de este panorama, la región del Bajío se ha convertido en un polo clave de desarrollo y crecimiento. Sin embargo, los efectos de la política comercial estadounidense, particularmente bajo la administración de Donald Trump, han sido un punto de quiebre que merece un análisis profundo.
Durante su presidencia, Trump promovió una agenda proteccionista que golpeó directamente a la industria manufacturera mexicana. Sus amenazas de imponer aranceles y su insistencia en renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), dando paso al T-MEC, sembraron incertidumbre en el sector. Empresas automotrices globales, que veían a México como un destino atractivo por su mano de obra calificada y costos competitivos, comenzaron a cuestionar la viabilidad de sus operaciones en el país.
El Bajío, con estados como San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro y Aguascalientes, se había posicionado como un epicentro industrial, albergando importantes inversiones de gigantes del sector como BMW, General Motors, Toyota y Honda. Pero la presión de Trump llevó a estas compañías a replantear su estrategia, obligándolas a evaluar la conveniencia de mantener sus plantas en México o trasladar parte de su producción a Estados Unidos para evitar represalias comerciales.
Más allá del discurso político, los efectos de esta estrategia se sintieron en los empleos, la cadena de suministro y la confianza de inversionistas. Si bien el sector automotriz mexicano ha demostrado resiliencia, la incertidumbre generada afectó la toma de decisiones de largo plazo. No obstante, también impulsó la búsqueda de nuevas oportunidades. Con la ratificación del T-MEC, México se vio obligado a adaptarse a nuevas reglas, como la exigencia de mayores contenidos regionales y mejores condiciones laborales, lo que representa un reto, pero también una oportunidad para fortalecer la industria.
La industria automotriz es uno de los motores económicos más importantes de México. Representa cerca del 3.8% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y contribuye con más del 20% de las exportaciones totales del país. En regiones como San Luis Potosí, donde ensambladoras como BMW y General Motors han establecido operaciones clave, la industria automotriz ha sido responsable del 15% del PIB estatal y del 25% del empleo manufacturero. No obstante, los efectos de la política arancelaria han generado una caída del 7.1% en las exportaciones de vehículos en Guanajuato, mientras que San Luis Potosí y Querétaro han registrado reducciones del 5.9% y 4.2%, respectivamente, reflejando una desaceleración en la producción y las inversiones.
El impacto sobre el empleo no es menor. Se estima que en el Bajío, la incertidumbre comercial ha provocado una disminución del 5-6% en la generación de nuevos empleos en el sector manufacturero, mientras que en algunas plantas de autopartes se han reportado reducciones del 8% en la plantilla laboral. Esta situación ha generado preocupación en los mercados laborales locales, donde la dependencia del sector automotriz es alta.
En términos de inflación, los costos de producción se han elevado en un 9.4% debido al encarecimiento de insumos importados, lo que ha repercutido en un aumento del 6-10% en los precios de vehículos de gama baja y hasta del 15% en modelos de gama alta. Además, la imposición de aranceles de hasta el 25% en exportaciones de vehículos y del 10% en autopartes podría elevar aún más los costos y reducir la competitividad de México frente a otros mercados como China y Alemania, que han adoptado estrategias de diversificación más agresivas.
A medida que la política estadounidense continúa su curso, la lección para México es clara: la industria automotriz debe diversificarse, apostar por la innovación y fortalecer su mercado interno. La dependencia de las decisiones de un solo país hace vulnerable a cualquier sector, y la experiencia del Bajío bajo la era Trump deja en claro que la adaptación y la estrategia son clave para mantener la competitividad.
El futuro del sector automotriz en la región dependerá de qué tan rápido pueda evolucionar ante las condiciones cambiantes del comercio global. Lo que es seguro es que el Bajío seguirá siendo un protagonista en la manufactura automotriz, pero con una visión más cautelosa y estratégica frente a los vaivenes políticos de su principal socio comercial.
Aquí le dejo el enlace para que pueda descagar el estudio detallado sobre el impacto Trump en la industria automotiz del Bajío: https://online.fliphtml5.com/ncyes/hyux/
SOBRE LA FIRMA
Columnista en #Globalmedia desde el 2018
Escribe sobre economía y política nacional e internacional.
Economista, Doctor en Adminstración con experiencia en Mercados Financieros.