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“Si no acabamos con la guerra, la guerra acabará con nosotros”. H. G. Wells.
00:02 viernes 4 marzo, 2022
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El actual proceso bélico en Europa, derivado de la invasión de Rusia a Ucrania, genera efectos que, a la distancia, pueden parecer menores, pero que tendrán implicaciones importantes para el futuro económico del mundo.
Por lo menos en el corto plazo, el conflicto está generando una serie de procesos que de manera coyuntural, directa o indirectamente, afectan la actividad económica de nuestro país y el mundo.
En primer término, el conflicto genera un factor de volatilidad e incertidumbre en los mercados financieros internacionales. Los temores y la realidad de un boicot financiero hacia Rusia, tiene un efecto negativo, tanto sobre el comportamiento de los mercados de instrumentos deuda, con efectos sobre las tasas en mercados secundarios de economías emergentes, como una afectación en los mercados de capitales, ante las expectativas negativas por el efecto negativo en la recuperación de la economía mundial.
El congelamiento de activos financieros rusos y el bloqueo de su acceso a los mecanismos que le permitan refinanciar su deuda de corto plazo, generarán sin duda también efectos adicionales de volatilidad financiera internacional.
Por otro lado, Rusia es un país relevante en la exportación de varias materias primas. Su papel como exportador de titanio y otros minerales afectará sin duda ciertas cadenas de suministro de sectores manufactureros especializados a nivel mundial. El bloqueo a sus exportaciones de petróleo y gas, tendrá una efecto importante sobre los precios de dichos energéticos y, sobre el suministro que Europa reciba en el último tercio de un invierno (particularmente crudo), que requiere de gas tanto para consumo industrial como para la mayoría de los hogares.
Los bloqueos en rutas de transporte pueden provocar también afectación a los costos y tiempos de suministro incluso en países que no se han unido al boicot.
La guerra misma genera un efecto de migraciones que pondrán presiones adicionales y desequilibrios sobre los mercados laborales europeos y, en algunos casos, sobre los recursos fiscales destinados a la atención de esta población migrante por el conflicto.
Adicionalmente, la invasión viene a exacerbar las tensiones entre Europa y Estados Unidos con China, país que, aunque públicamente se ha pronunciado en contra de la invasión armada, en los hechos sigue manteniendo una cercanía política y económica con Rusia, que se traduce en una mayor complejidad de las relaciones comerciales y políticas a nivel mundial.
En condiciones normales, la realización de pláticas de paz pondría cierta tranquilidad a los mercados. Pero está presente en la memoria que Rusia inició la invasión encontrándose en pláticas en el seno de las Naciones Unidas. Las declaraciones estridentes al más alto nivel de Rusia, abriendo posibilidades una opción nuclear, agregan incertidumbre sobre la potencial escalada futura del conflicto y su expansión hacia otros países de Europa.
La mayor preocupación se centra en el hecho de que, el reclamo ruso sobre Ucrania, ha sido ideológica y políticamente manipulado para hacerlo ver como una respuesta a la expansión de la OTAN en la región.
La realidad histórica es que Rusia, en todas sus denominaciones desde Catalina la Grande, ha tenido tentaciones y acciones expansionistas que, ante lo ocurrido en Ucrania, generan incertidumbre en otros países de la región, sobre los cuales Rusia puede pretextar en el futuro condiciones similares con las cuales justificar acciones de intervención o, como en este caso, de invasión militar.
El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo de Mexicana de Becas. [email protected] – síguelo en Twitter @martinezsolares