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Te espera una mirada vidriosa, fulminante, cargada de rencor, nacida del Tabasco pro
00:22 lunes 21 noviembre, 2022
ColaboradoresNo entremos en debates sobre si las marchas sirven para promover cambios democráticos, sobre si el Presidente está furioso y va a mandar una contraofensiva furibunda, o sobre si el impulso ciudadano del domingo se va a diluir por la falta de un liderazgo al menos razonable. Dejemos esos análisis, muy necesarios, en manos de los columnistas más rigurosos, y limitémonos a especular con lo siguiente: el lunes después de la marcha, ¿cómo habrá estado el ambientito en la 4T? Es imposible constatarlo, pero no es difícil saberlo. A veces, se vale entregarse a la especulación. A lo que un clásico llamó “política ficción”. Hagámoslo. Démonos vuelo. Por ejemplo, imaginemos el paseo de la jefa de Gobierno hasta Palacio Nacional, ese de todas las mañanas. Pinche reunión: tienes que rendir cuentas de por qué se te juntaron, quién sabe cuántos cientos de miles de chilangos a protestar, pese a la contingencia, los provocadores y que abriste las calles al tráfico para que no pudieran pasar los contingentes, eso después de que te quitaron la capital en la elección intermedia. Qué envidia ser como Martí, y que te dé igual decir lo que sea porque, para citar a Isela Vega, “qué importa una mancha más en una reputación como la mía”. Sí, vaya manera de empezar la semana. Te espera una mirada vidriosa, fulminante, cargada de rencor, nacida del Tabasco profundo, tierra de hombres con la sangre muy caliente, con la sonrisa complacida de Adán Augusto, la corcholata viril, la de la trinchera tabasqueña, que, sin embargo, tampoco las tiene todas consigo porque la foto de perfil que le hicieron, mega solemne, para redes, nomás no logra captar su ángulo presidenciable, de estadista mayor, y siguen los memes con Los Locos Adams. Así que sales de Palacio y cuando el morro se acerca a grabar el video cotidiano en que caminas con una sonrisa hacia la oficina, la sonrisa plena de quien trabaja por la seguridad del pueblo, tienes el impulso de gritar: “¡No seas animal!”. Pero hay que cuidar la investidura. Te limitas a decir: ¡Hoy no!”, mientras te preguntas si la Ivermectina servirá como ansiolítico y te imaginas a Marcelo, sonriente, ajeno al desmadre, con un Sauterne y un foie. Mientras, en Palacio, el humor del Número Uno, de Zeus, sólo empeora. Que hubo manifestaciones grandes hasta en Chiapas y Michoacán; que Monreal va contra la reforma; que Lorenzo estaba de un humor buenísimo; que los manifestantes estaban muy alegres y no rompieron nada; que no sirvió como distractor la foto con shorts, bragueta bajada y nietos en bandolera. Así que: “Carajo: ¡fuchi caca!”, dices con perspectiva histórica, y a dormir hasta el martes. Sí: dejémonos ir e imaginemos todo eso con una sonrisa de satisfacción irresponsable, aunque luego al país se lo siga cargando el carajo. Para eso es una fiesta cívica. POR JULIO PATÁN