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Lo que hoy le pasa al PRI es similar a lo que le ocurrió al PRD bajo la dirigencia de los Chuchos
00:03 domingo 14 julio, 2024
ColaboradoresLo que está sucediendo en el PRI parece inconcebible. Tras convertirse en el dirigente que más derrotas ha acumulado en la historia del partido, Alejandro Moreno no solo se acaba de reelegir como presidente del Comité Ejecutivo Nacional, sino que ha reformado los estatutos del PRI para tener la posibilidad de reelegirse por dos períodos más, que sus dirigentes estatales y locales puedan hacer lo mismo por un periodo adicional y para ser él quien, de ahora en adelante, nombre a los coordinadores de sus bancadas en la Cámara de Diputados, en la de Senadores y en los congresos estatales. Bajo su mandato, el barco no ha hecho otra cosa que hundirse, pero el capitán insiste en concentrar más poder. Ciertamente, el naufragio del PRI no comenzó con la dirigencia de Moreno; el problema viene de antes. Sin embargo, durante su dirigencia el partido perdió como nunca. También es verdad que el contexto político en el que tomó las riendas (a partir de agosto de 2019) ha sido muy adverso no solo para el PRI, sino para las oposiciones en general. Pero incluso admitiendo que le tocó enfrentar circunstancias difíciles, no hay argumentos para sostener que el suyo ha sido un liderazgo exitoso. Todo lo contrario. El escenario parece inédito porque estamos hablando del otrora partidazo, el mismo que gobernó México durante 54 años. Sin embargo, en realidad, lo que hoy le pasa al PRI es similar a lo que le ocurrió al PRD bajo la dirigencia de los Chuchos. Luego de vivir sus mejores años electorales (circa 1997-2006), el PRD encadenó varias crisis. Comenzaron en 2006, con la derrota de AMLO en la elección presidencial; continuaron en 2008, año en que Nueva Izquierda (mejor conocida como la tribu de los Chuchos, encabezada por Jesús Ortega y Jesús Zambrano) logró hacerse del poder en el partido y ya jamás lo soltó; y persistió entre 2012 y 2015, cuando López Obrador abandonó sus filas y creó Morena. En medio de esas crisis, la prioridad de los Chuchos no fue renovar el PRD ni lograr que este creciera, sino consolidar su control sobre el partido, a pesar de que eso lo volviera aún menos competitivo. Alito Moreno es el Chucho del PRI. Lo que está haciendo no es inconcebible, es perverso pero tiene una explicación. La suya es la lógica política de un naufragio. La mayoría de los pasajeros y de la tripulación están apanicados, exclamando “¡sálvese quien pueda!”. No intentan evitar que el barco se hunda; buscan salvavidas y esperan que alguien los rescate. El capitán ya se hizo a la idea de hundirse con el barco, no por un sentido del deber sino por mero cálculo: su mejor opción es dedicarse a gestionar el naufragio y que nadie le arrebate el timón. El barco perdió la quilla, las velas, el ancla, pero el timón, aunque apenas se sostenga sobre una tabla que flota a la deriva, nunca dejará de ser el timón. POR CARLOS BRAVO REGIDOR COLABORADOR @CARLOSBRAVOREG