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Bolivia entra en la semana decisiva de sus elecciones generales con un panorama inédito
19:40 jueves 14 agosto, 2025
MundoBolivia entra en la semana decisiva de sus elecciones generales con un panorama inédito y dos conclusiones claras marcadas por las últimas encuestas publicadas. En primer lugar, ningún candidato lograría una victoria en primera vuelta, lo que llevaría al país a una segunda vuelta histórica entre dos políticos de oposición, Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga. Sería la primera vez que se activa un balotaje presidencial desde la introducción de esta figura en la Constitución de 2009, con la definición prevista para el 19 de octubre próximo.
En segundo lugar, sorprende el elevado porcentaje de voto incierto: hasta un 30% del electorado se reparte entre indecisos, votos blancos o nulos, algo muy poco común a estas alturas de la contienda. De confirmarse los pronósticos de los sondeos, los resultados del domingo 17 de agosto marcarían otro hito: la configuración de una Asamblea Legislativa dominada por fuerzas de derecha por primera vez en dos décadas. Sería un giro radical tras casi 20 años de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales primero y Luis Arce después. Sin embargo, la cautela es obligada.
Las encuestas bolivianas han sido imprecisas en el pasado reciente: en 2020 subestimaron por casi 13 puntos el apoyo al entonces candidato Luis Arce, uno de los mayores errores registrados en la región según un estudio del Celag.
“Los liderazgos de Doria Medina y Quiroga no son una garantía, podrían simplemente reflejar que todas las encuestas están midiendo el mismo universo urbano y accesible, mientras ignoran las corrientes subterráneas que podrían provocar una sorpresa el día de la elección”, advierte el economista Ricardo Fernández, doctorando en Estadística de la Universidad de Granada en declaraciones al diario El País.
Uno de los sesgos que él señala es la infrarrepresentación del voto rural —cerca del 30% del padrón y tradicional bastión del MAS—, un segmento difícil de captar incluso con encuestas presenciales en zonas alejadas. En otras palabras, los sondeos estarían sobrevalorando el voto urbano y podrían no estar captando corrientes “invisibles” del área rural que aún tienen potencial de sorpresa en las urnas.
Otro posible elemento sorpresa es el voto oculto de ese amplio bloque de indecisos. Algunos analistas estiman que una parte de ese 30% podría volcarse a última hora por una opción distinta a las dos principales —en alusión al izquierdista Andrónico Rodríguez—, como ocurrió en 2020 a favor del MAS. Sin embargo, aun ese escenario no compensaría la drástica caída en la popularidad de Rodríguez, quien pasó de disputar el segundo lugar a quedar relegado al cuarto o quinto puesto en las últimas encuestas
¿Quiénes son los que lideran las encuestas?
Samuel Doria Medina es un empresario, economista y exministro de 66 años que encarna a una oposición moderada de centro-derecha. Aspira a la Presidencia por cuarta vez, ahora bajo la alianza Unidad, y por primera ocasión llega como favorito en las encuestas para disputar incluso una segunda vuelta. Doria Medina construyó su perfil tras una larga trayectoria empresarial: instaló la franquicia Burger King en Bolivia hace más de 25 años y ha invertido en sectores como la hotelería e inmobiliaria. Ha tejido una coalición amplia desde el centro-izquierda hasta la derecha, mientras él se define como un empresario socialdemócrata de centro, ajeno a las etiquetas ideológicas.
En el pasado compitió sin éxito en varias elecciones: fue candidato presidencial en 2005, 2009 y 2014, y acompañó como vicepresidente fórmulas en 1997 y 2020 (en esta última, junto a Jeanine Áñez, retirándose ambos antes de los comicios para no dividir el voto opositor).
Ahora, Doria Medina centra su campaña en un mensaje de rescate económico. Su lema “100 días, carajo” refleja la promesa de resolver la crisis en poco más de tres meses —una frase que adoptó tras sobrevivir a un accidente aéreo en 2005—. En ese plazo promete restablecer la confianza en la economía y atraer dólares de vuelta al país. Para lograrlo, propone eliminar los subsidios a los combustibles, cerrar empresas estatales deficitarias y recortar drásticamente el gasto público, reduciendo así el abultado déficit fiscalquepasamedia.com. También plantea "transparentar" la gestión estatal y atraer inversión extranjera. Con estas medidas, asegura, podrá estabilizar la economía rápidamente y sentar las bases de un crecimiento sostenible.
En tanto, a sus 65 años, Jorge Quiroga Ramírez, conocido como "Tuto" Quiroga, busca regresar al poder tras haber sido presidente interino en 2001-2002. Ingeniero de formación y veterano político, Quiroga asumió la Presidencia en 2001 tras la renuncia de Hugo Banzer y desde entonces intentó sin éxito volver al Palacio Quemado (se postuló en 2005 y 2014). Ahora renace como abanderado de la alianza opositora Libre, un frente amplio que reúne a más de 15 partidos de diversas ideologías. Quiroga enmarca estos comicios como un punto de inflexión histórico para Bolivia.
“Es un momento histórico que tendrá efectos sísmicos, porque pone fin a 20 años de decadencia, destrucción, despilfarro y corrupción” del proyecto masista, declaró recientemente, prometiendo un “cambio de rumbo dramático” para el país.
Al igual que Doria Medina, promete medidas económicas de choque: acudir al FMI para obtener hasta 10 mil millones de dólares, desmontar el modelo estatista e implementar un cambio radical pro-mercado. Quiroga quiere liberalizar la economía, atraer inversión extranjera y reinsertar a Bolivia en el comercio global mediante acuerdos de libre comercio. También enfatiza revitalizar el sector energético —“resucitar” la producción de gas tras el 'derroche' del MAS— para aprovechar plenamente el litio, y hacer una “revolución productiva” en la agricultura que inyecte dólares rápidamente a la economía.
En política exterior, se distancia de los aliados del MAS y asegura que alineará a Bolivia con las democracias occidentales. Además, promete mano dura contra el narcotráfico —“conmigo no hay transacción posible” con los narcos, afirma—, una postura que, según él, le ganó la eterna enemistad de Evo Morales.
¿Por qué va en debacle el partido de Evo Morales?
Mientras los dos candidatos opositores capitalizan el deseo de cambio, el oficialismo del MAS enfrenta una fractura interna sin precedentes. El presidente Luis Arce, desgastado por la crisis económica y divisiones internas, decidió no postularse a la reelección, dejando acéfala a la fuerza que gobernó Bolivia durante 14 años con Morales y los últimos 5 años bajo su propio mandato.
Las siglas del MAS quedaron del lado de Arce, que designó como candidato oficialista al exministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, pero este apenas ronda el 2% de intención de voto en las encuestas. Por otro lado, Evo Morales, inhabilitado legalmente para competir por haber excedido el límite de mandatos, se ha convertido en un outsider combativo: recorre su bastión cocalero en el Chapare proclamando que “sin Evo no hay elecciones” y denunciando persecución política por parte del Gobierno.
La pelea entre Morales y Arce ha derivado en un fratricidio político que ensombrece estos comicios. Arce ha emprendido varias acciones legales contra su exmentor (acusaciones de terrorismo, corrupción y otros cargos), mientras Morales ha movilizado a sus bases con bloqueos y protestas que incluso derivaron en enfrentamientos mortales semanas atrás. Evo acusa de traición a quienes fueron sus aliados, y abiertamente ha instado a sus seguidores a anular su voto en señal de protesta. En medio de este fuego cruzado, la izquierda boliviana concurrirá dividida y debilitada a las urnas.
El joven Andrónico Rodríguez, antiguo delfín político de Morales y presidente del Senado, intentó capitalizar el voto progresista con la Alianza Popular (una escisión “evista” del MAS), pero no logró unir a los movimientos sociales detrás de su candidatura. La Federación de Trabajadores Campesinos de La Paz le retiró su apoyo alegando que la elección de sus candidatas (como la exministra Mariana Prado a la vicepresidencia) no se hizo de manera orgánica ni surgida de las bases sindicales.
De igual forma, las influyentes cooperativas mineras cuestionaron su fórmula. Incluso los cocaleros —bastión sindical de Evo— le han dado la espalda: aunque Rodríguez es uno de sus dirigentes, Morales le negó su respaldo y empuja a sus seguidores a votar nulo en vez de apoyarlo.
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Con información de Excélsior