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Hoy en México vivimos la centralización del poder en una sola persona, que debilita los contrapesos constitucionales, menoscaba el pluralismo, sin controles ni transparencia, desparece organismo autónomos, deslegitima cualquier movimiento critico o la crítica.
23:13 sábado 4 junio, 2022
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Inexplicablemente el autoritarismo proviene de una proclamación de la democracia, de la libertad, para negar las raíces de estas. Se convierte en el sistema político en el cual el estado- gobierno lo es todo y más cuando se personifica en una sola persona. Afirman los estudiosos que los regímenes autoritarios provienen de “democracias fallidas”. Claro si entendemos la democracia como “una manera de convivencia de las diferencias en forma civilizada, donde impera la tolerancia, se ve y analiza lo diverso como otra opción para encontrar soluciones, se preservan libertades y se busca construir consensos”. Es una forma de vida distinta a los sistemas totalitarios como el Fascismo, el Nacional Socialismo, el Maoísmo, el Marxismo- Leninismo, entre otros que derivan en gobiernos, que en la práctica son dictadura, tiranía, despotismo. La dictadura nos muestra un ejecutivo, presidente, gobernante, electo la mayoría de las veces por la voluntad del pueblo, por esa proclamación de la democracia, de la libertad que va traicionando, ya que sin contar con las facultades legales, determina, dicta o hace que los otros poderes le sean dóciles a su voluntad, así dicta las leyes que le plazca. Esa determinación unipersonal de dictar las leyes, normas y acciones que le placen o de interpretar las existentes a lo que guste, de limitar los derechos humanos, se convierte en lo que llamamos tiranía. Y cuando es la conducta personal de quien gobierna y no se somete a las leyes, sino a su libre arbitrio, nos enfrentamos al déspota. Hoy en México vivimos la centralización del poder en una sola persona, que debilita los contrapesos constitucionales, menoscaba el pluralismo, sin controles ni transparencia, desparece organismo autónomos, deslegitima cualquier movimiento critico o la crítica. No pueden negar que hoy vivimos desde el templete mañanero un ataque permanente a la prensa y a utiliza el concepto “derecho de réplica” para descalificar periodistas, medios y comentaristas que le critican, a través de un violento discurso. Donde su gobierno ha quedado expuesto, a través de hechos multicitados, de nepotismo y corrupción aceptada con los suyos, con las amistades, con los amigos.
Lo más grave quizá sea la indiferencia frente a más de cien mil víctimas en lo que va de su gobierno, en donde en un mes, como lo fue mayo, hubo 2470 asesinatos. Se acepta o se vincula con quienes violan la ley y hasta se le acusa de alianza con el narco. Entonces vivimos o no en una gobierno que “rechaza la pluralidad, destruye lo diverso, busca la unanimidad por encima de la razón, atenta contra libertades de expresión, de tolerancia, de reunión, de organización, impone su propia visión del mundo, centraliza decisiones y desdeña el consenso, el diálogo o el debate. Suprime la opinión pública, acosa a los medios de comunicación y, en muchos casos, además de la falta de trasparencia y rendición de cuentas, se liga con organizaciones delincuenciales”. Entonces ya estamos en un gobierno autoritario, dictatorial, que encabeza un dictador déspota. Debemos como sociedad definir si queremos autoritarismo o democracia. Este domingo de elecciones en 6 estados puede darnos la pauta de por dónde ir, por dónde caminar, pero sobretodo a los partidos que componen la oposición al tirano y secuaces. Es el momento darse cuenta que unir las fuerzas opositoras y construir, ¡ya!, un programa un candidato electo por la sociedad, un gobierno que surja de una coalición, pues solo así podremos acabar con el autoritarismo.