Es sencillo calificar la victoria de Cruz Azul ante Pumas en el 2010 por las semifinales de Concacaf.   Se puede decir que fue un equipo con desmesura y osadía que terminó por aplastar a su rival con una tunda de 5 goles a cero para echarlo de la competencia.   La verdad es que no fue nada sencillo. Llegamos al juego de vuelta con desventaja de un gol y empatamos sobre el descanso. Hasta que vino el gol de horacio Cervantes las cosas cambiaron”, relata Fausto Pinto, defensa lateral derecho que jugó en esa ocasión en el estadio Azul.   La punzada de dolor en el ánimo de los Pumas fue más honda cuando expulsaron a Darío Verón, escudo y estandarte de la zona baja.   La verdad es aquello fue un accidente”, recuerda Pinto, “el juego estuvo muy cerrado, pero el gol de Cervantes y la expulsión de Verón abrieron el camino, jamás pensamos que con tantos goles. Ese marcador nos dio una motivación a tope para seguir”.   Curioso fue que aquella ocasión del 5-0 en Concacaf, los delanteros de La Máquina quedaron eclipsados y no anotaron. Los goles fueron de defensas o de centrocampistas de corte defensivo, salvo el último tanto obra de Gerardo Lugo.   Fausto Pinto recuerda los partidos de Concacaf adicionados de una atmósfera distinta. No eran los más pasionales, sin embargo, cuando llegaban estos duelos de matar o morir, se acababa esa extraña e inconsciente serenidad.   Creo que eran importantes cada uno de los juegos, pero en particular cuando se llegó a una instancia de eliminación ante Pumas, la rivalidad se sentía más, la gente se apasionaba de pronto y eso lo vivimos en el campo”.   En el presente, la Máquina, como hace 12 años, retorna con una desventaja de un gol, aunque Pinto cree que es casi imposible que se repita la historia, “aquello fue un accidente”.   EXCELSIOR