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Sin tomar en cuenta la imaginaria gestión de una misión turística de senadores al Capitolio, para cabildear, es inadmisible el repique campanero para dispersar a los cuatro vientos las “buenas” noticias
00:02 martes 27 mayo, 2025
ColaboradoresEl negligente embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma, es indudablemente un hombre con buena estrella. En todos sus trabajos ha quedado angosto; es decir, no ha dado el ancho, pero su fortuna burocrática (y también la otra) lo persigue paso a paso.
Sin tomar en cuenta la imaginaria gestión de una misión turística de senadores al Capitolio, para cabildear —donde un buen embajador debería ser suficiente para negociar—, es inadmisible el repique campanero en la casa de Pennsylvania 1911 para dispersar a los cuatro vientos las “buenas” noticias de Moctezuma: los receptores de remesas en México han perdido, de golpe y porrazo, mil ochocientos millones de dólares, cuando menos.
Eso representa el 3.5 por ciento de impuesto a las remesas, ese es el volumen (hasta ahora) de la merma impuesta por el gobierno estadounidense al envío de dinero. Sin contar con las sisas adicionales de los agentes privados.
Las remesas son cada vez más como el pez vela de Hemingway, los tiburones lo muerden y lo muerden, mientras Santiago lo lleva a la costa. Le dejan los huesos.
Pero eso le parece a EM una “buena noticia”. Y a los paseantes, cuya gestión sirvió muy poco, los proclama héroes de la patria. Pero no se puede esperar mucho —justo es decirlo—, de un grupo tan menor: Ignacio Mier, Andrea Chávez, etc.; baba de perico.
Sin embargo, eso es, para EM, una buena noticia. No impusieron un impuesto del cinco por ciento; nada más del tres y medio.
Aleluya, lo grave no es el balazo; es el calibre. Pobre diablo.
Con ese criterio (o sin criterio alguno), la pérdida de la mitad del territorio en la guerra con Estados Unidos en 1847, fue una buena noticia porque no se lo apropiaron entero; y los aranceles a la industria automotriz nos afectan nada más poquito.
La teoría del mal menor y la relativización de la inferioridad, no borran el daño. En la diplomacia no se puede cambiar a Genaro Estrada por el Doctor Simi, ni proclamar éxito cuando unilateralmente imponen la doctrina de “lo mismo, pero más barato”, como es el caso ahora.
Quizá por eso la doctora CSP (presidenta con A), única responsable de la permanencia en el D.C. de esta nulidad diplomática, dijo ayer en su conferencia: no queremos disminución de los impuestos injustos, demandamos tasa cero porque de otro modo agravan la condición de los más pobres; o sea, los receptores de las remesas disminuidas por el efecto indebido de una doble (y hasta triple) tributación allá: al consumo, al trabajo y al envío.
Y algunos, como villamelones de la política, aplaudiendo sin entender.
POR RAFAEL CARDONA
COLABORADOR
@CARDONARAFAEL