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El rezago femenino de la región hoy se pueden combatir a través de la alimentación y la tecnología
17:52 domingo 1 septiembre, 2024
MundoCon el fin de frenar la marginación en Guatemala, las productoras de este país cuentan acceso a tecnología, aplicaciones y educación financiera. Gracias a iniciativas del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, el rezago femenino debido a costumbres culturales y la historia de la región, hoy se pueden combatir a través de la alimentación y la tecnología. En charla con Excélsior, Lola Castro Benítez, directora regional para América Latina y el Caribe del PMA explicó la importancia de recuperar el vínculo entre la nutrición y los productos ancestrales para mejorar las dinámicas sociales. Hay ejemplos que dan mucha esperanza, la comunidad del corredor seco en Guatemala, es uno de ellos; ahí, un grupo de mujeres indígenas ch’orti’ y había visto su vida cambiar gracias a los programas enfocados a la alimentación”, narró Castro. En estas comunidades, dijo la funcionaria, “todo el mundo se iba, ya fuera a las capitales o a la ciudad central, y luego migraban del país, pero de pronto empezaron a producir en su huerto, a vender el producto, crecieron y adquirieron animales; entonces continuaron vendiendo, pero también consumiendo su propio alimento, mejoraron su calidad de vida y lo que explicaban es que en esa localidad ya casi nadie se va”. La migración frenó, afirmó Castro, porque los pobladores “están bien alimentados, pero también tienen ingresos, tienen una esperanza para el futuro, que era lo que les faltaba, no sólo por producir, porque el tema de agregar la venta, se les dio capacitación en sistema financiero, en cuánto ganan, si vende, si no venden, los costos, cuánto fertilizante deben poner, fue una alfabetización comercial para que las personas se fortalecieran y ya luego las comunidades se quedaban independientes.”
La gente decía: ‘Yo aquí me voy a quedar porque tengo ingreso, mis hijos van a la escuela, tenemos un centro de salud y tenemos todo’, ese es ahora el pensamiento en la región”, añadió. En Guatemala, los pueblos originarios han vivido periodos de marginación y represión desde que las empresas trasnacionales se interesaron por los territorios agrícolas del país centroamericano. Aunado a ello, la guerra civil (1960-1996), trajo consigo una ola de represión contra varios sectores de la sociedad, incluidos también los pueblos indígenas y, más todavía, contra las mujeres, que han demandado en varias ocasiones al Estado guatemalteco por represión, violaciones e incluso desnutrición. Mabelita, Mayra, Leonel, Bryan y Dina, representados por sus madres, cuatro mujeres indígenas Mayas ch’orti’ del municipio de Camotán, demandaron en 2012 al Estado de Guatemala por violar sus derechos humanos. La acción judicial y política se enmarcó en la campaña Guatemala sin Hambre, realizada por organizaciones para el desarrollo rural, explicó la revista indígena Nim Ajpu. El Juzgado de la Niñez y la Adolescencia y Adolescentes en Conflicto resolvió, en el año 2013, a favor de cinco menores, concluyendo que había una violación al derecho humano a la alimentación, a la vida, a un nivel de vida adecuado, a la salud y a la vivienda. Hoy, gracias al PMA, las condiciones están cambiando: a mujeres indígenas, muchas de ellas que sólo hablaban la lengua local, lo que había sido una barrera para ellas, “se les proveyó de modelos de aplicaciones en el móvil donde podían vender sus productos incluso sin decir que eran mujeres, porque cuando iban a comerciar en persona les regateaban el precio sólo por su género, pero cuando usaban la plataforma se protegía su identidad y el precio se comprometía desde antes de la transacción”, comentó Lola Castro Benítez. Y añadió: “Hay que empoderar a las mujeres con medios digitales, con alfabetización financiera. Se puede cambiar la vida de las personas y su esperanza con pequeñas acciones, pero basadas en políticas públicas que se implementen”. En América Latina y el Caribe, sentencia Castro, “no debería haber ni hambre ni inseguridad alimentaria ni malnutrición, no es un continente al que le pertenezca esto, pero la desigualdad, la pobreza, la falta de ingreso, la disparidad de poblaciones, sobre todo contra los indígenas, que han sido marginalizadas en la historia, causa que 130 millones de personas carezcan del acceso a una alimentación de calidad”. Por ello, insiste la funcionaria, “hay que fomentar el consumo de los alimentos ancestrales de la región”. PROBLEMÁTICA REGIONAL
En 2019, América Latina registraban 3 millones de personas en inseguridad alimentaria grave. Después de la pandemia por covid-19, la región alcanzó la cifra de 15 millones de personas en inseguridad alimentaria grave. Únete a nuestro canal de WhatsApp para no perderte la información más importante 👉🏽 https://gmnet.vip/7Be3H
En la actualidad, 40 millones de personas están en desnutrición en la región y 133 millones que no pueden comer una dieta equilibrada todos los días. Con información de Excélsior