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La educación no es una prioridad
00:03 sábado 13 julio, 2024
ColaboradoresLa reciente designación de Mario Delgado como nuevo secretario de Educación Pública en México ha desatado una ola de reacciones y críticas en diversos sectores de la sociedad. Este nombramiento no solo refleja la politización extrema de una secretaría vital para el desarrollo del país, sino que también pone en evidencia una serie de preocupaciones sobre el rumbo que tomará la educación en los próximos años. La Secretaría de Educación Pública (SEP) es una de las instituciones más importantes en México. Su influencia y responsabilidad en la formación de las futuras generaciones la convierten en un pilar fundamental para el desarrollo económico, social y cultural del país. Sin embargo, la llegada de Mario Delgado, cuya carrera ha estado marcada más por su papel como político que como educador, genera dudas sobre la prioridad que el nuevo gobierno otorga a la educación. En primer lugar, la politización de la SEP no es un fenómeno nuevo, pero hoy, esta tendencia parece haber alcanzado un nuevo nivel. La educación es un derecho fundamental y un bien que no debería estar sujeto a los vaivenes de la política partidista. La extrema politización de la secretaría puede llevar a que las decisiones educativas se tomen con base en intereses políticos más que en las necesidades de las realidades que enfrentan estudiantes y docentes. Esta situación es preocupante, ya que pone en riesgo – aún más – la calidad y la equidad de la educación en nuestro país. Un aspecto particularmente alarmante es la aparente falta de prioridad que el nuevo gobierno otorga a la educación como motor de desarrollo. En lugar de centrarse en políticas educativas sólidas y bien fundamentadas, parece que la sola inercia de otorgar becas se ha convertido en el principal indicador de éxito escolar. Si bien las becas son una herramienta valiosa para apoyar a los estudiantes de bajos recursos económicos, no pueden ni deben ser el único enfoque de una política educativa integral. La educación requiere al menos, de estrategias multifacéticas que incluyan la mejora de la infraestructura escolar, la capacitación continua de los docentes y la implementación de programas académicos que fomenten el pensamiento crítico y la innovación. Además, esta designación revela una preocupante falta de políticas educativas concretas. Colocar en un puesto tan crucial a alguien sin la experiencia y el conocimiento técnico necesarios envía un mensaje claro: la educación no es una prioridad. En lugar de buscar un perfil más equilibrado, se opta por un político cuya experiencia en el ámbito educativo es limitada y los resultados de las estrategias trazadas en la CDMX en el sexenio de Marcelo Ebrard, no son muy alentadores. Esto no solo socava la confianza en la capacidad del gobierno para gestionar la educación, sino que también pone en duda su compromiso con la mejora continua del sistema educativo. La educación debería ser vista como una inversión a largo plazo en el futuro del país, no como una herramienta para ganar votos o consolidar poder político. La ausencia de un plan educativo sólido y bien fundamentado es una señal alarmante de la falta de visión y compromiso del gobierno actual. Esto solo nos hace pensar que se busca tener el control y manejo de uno de los presupuestos más grandes en torno al gobierno federal. Se desdeña la capacidad técnica y experiencia en el Sistema Educativo Nacional, por la lealtad probada a una ideología del régimen en turno, sin cuestionamientos. Hoy parce que la escuela se convierte en un instrumento del poder para hacer llegar una idea a las nuevas generaciones, la del Estado presente, donde el Estado te “cuida” y legitimar así, la infantilización de los ciudadanos para hacerlos dependientes y afines a la autodestrucción. Ante este panorama, la sociedad civil, los docentes, los padres de familia y los propios estudiantes tienen un papel crucial que jugar en la defensa de una educación de calidad. Es fundamental que estos actores se mantengan vigilantes y exijan al gobierno que cumpla con su responsabilidad de seguir construyendo una educación equitativa y de calidad para todos. La llegada de Mario Delgado a la Secretaría de Educación Pública es un reflejo preocupante de la extrema politización y la falta de prioridad que el nuevo gobierno otorga a la educación. La inercia de otorgar becas como principal indicador de éxito escolar, la falta de políticas educativas concretas y la ausencia de un proyecto educativo basado en evidencia son señales alarmantes de un gobierno que parece minimizar la importancia de la educación. Sin embargo, la sociedad tiene el poder y la responsabilidad de exigir un cambio. La educación es el pilar sobre el cual se construye el futuro de un país y es fundamental que todos trabajemos juntos para asegurar que se le dé la prioridad que merece. Al tiempo. * Profesor / Activista por el Derecho a Aprender en SLP
Director Ejecutivo en Horizontes de Aprendizaje
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