Las aguas se han salido de cauce. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca acelera la descomposición y adentra al mundo a una espiral de caos; varias crisis confluyen. Las decisiones que emanan del presidente de EU representan un parteaguas en muy distintos frentes. En lo que toca a México, EU tiene un diagnóstico claro: “el gobierno mexicano tiene un contubernio con los cárteles”, “les ha dado refugio a los cárteles”.

Esas palabras, en un comunicado del gobierno estadounidense, para justificar la imposición unilateral de aranceles, calificadas como “ofensivas y difamatorias”, por la presidenta Sheinbaum, son parte de la narrativa que Trump y los suyos alimentan. Van en la misma dirección de otras tantas declaraciones. Para no remontarnos a la campaña o la transición, podemos hablar de los últimos 10 días.

El pasado viernes se publicó una entrevista de Trump con The Spectator, donde el presidente aseguró que recomendó a la Fiscal general de su país, Pam Bondi, investigar a políticos mexicanos por posibles nexos con el narcotráfico. “Definitivamente”, respondió. “Ciertamente recomendaría que se les investigue. Dependerá de Pam Bondi, quien es excelente en lo que hace”, remató.

La entrevista se publicó un día después de que los integrantes del gabinete de seguridad de la presidenta Sheinbaum se reunieran en Washington con Rubio y la primera plana del gabinete de seguridad de EU, y entregaran como ofrenda a 29 capos del narco.

Ese mismo viernes, otra bomba: El secretario de Defensa de EU, Peter Hegseth, advirtió que “nada está descartado", respecto a la posibilidad de atacar laboratorios de fentanilo en México.

“Están advertidos. Es suficiente”, señaló en entrevista a la cadena Fox News. No son palabras de cualquiera, lo dice el hombre que está al frente del Ejército más poderoso del mundo.

Las señales se acumulaban.

Si eso no fuera suficientemente, ese mismo día, una nota en The Wall Street Journal, registró el contenido de una llamada ocurrida el 31 de enero entre un grupo de altos mandos mexicanos y el jefe del Pentágono, en la que este último habría pedido atender la colusión de los grupos criminales con algunos sectores del gobierno mexicano y tomar rápidamente medidas en la frontera para combatir el crimen. Hegseth habría asegurado que su país estaba preparado para emprender esas acciones, ante la “sorpresa y enojo” de los funcionarios mexicanos, según refirió el diario estadounidense.

Apenas el pasado 3 de marzo, Stephen Miller, asesor para la seguridad interna de la Casa Blanca, afirmó que “los cárteles mexicanos son una amenaza grave para EU; Trump explora todas las opciones para enfrentarlos”.

En ese marco ayer se impusieron aranceles del 25% a México. Las razones, más que económicas y comerciales, son políticas. Trump trabaja para su grada. La presidenta responderá en un mitin el domingo en el Zócalo, ante la suya. Mala cosa si la guerra arancelaria se convierte en disputa entre porras.

Se requerirá estrategia, inteligencia y serenidad. Morder el anzuelo y contestar en los mismos términos podría ser demoledor de este lado de la frontera.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN   

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