Esta semana aparecieron en nuestra ciudad y otras capitales sendos espectaculares que promueven al Secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández, lo que significa que ya se la creyó que puede ser el sucesor de su paisano y amigo Andrés Manuel López Obrador.   Así las cosas, el responsable de la política interior, el encargado de la interlocución con los otros poderes, con los partidos políticos, las iglesias, las organizaciones sociales, los medios de comunicación, etcétera, ya también está en franca precampaña pasándose por el arco del triunfo la Constitución y las leyes que juró cumplir y hacer cumplir.   Y es que la legislación electoral establece que tratándose de elecciones para Presidente de la República, las precampañas iniciarán en la tercera semana de noviembre del año previo a la elección, o sea del 2023 ¡falta más de un año!.   Antes de la fecha de inicio de las precampañas, los precandidatos no deben, por ningún medio, realizar actividades de proselitismo o difusión de propaganda; la violación a esta disposición se sancionará con la negativa de registro como precandidato.   Está expresamente prohibido a los aspirantes realizar actos anticipados de precampaña y las sanciones van desde una simple amonestación o multa, hasta la pérdida del derecho a ser registrado; si ya está hecho el registro, con la cancelación del mismo.   Son actos de precampaña las reuniones públicas, asambleas, marchas y todos aquéllos en que los precandidatos se dirijan a los afiliados, simpatizantes o al electorado en general, con el propósito de obtener su respaldo para ser postulado.   Pues al Secretario de Gobernación, al igual que la Jefa de Gobierno de la CDMX, el Canciller y el líder del Senado, les vale un comino lo que dice la Constitución y la ley, ellos decidieron no esperar hasta noviembre del 2023 y ya están en abiertas, anticipadas e ilegales precampañas con el riesgo de dejar a su partido sin candidato.   Pero no tiene la culpa el indio sino quien lo hace compadre, el propio Presidente los ha echado a andar y no solo a ellos, también a una cuarentena de opositores.   ¿Cuál es el propósito de AMLO al adelantar tanto su sucesión? Unos dicen que es para que le puedan crecer sus enanos, otros aseguran que es para desviar la atención, para que nos olvidemos de la violencia desbordada o la inflación galopante.   Yo francamente creo que son las dos cosas: lo primero le está funcionando, Claudia Sheinbaum está arriba, pero lo segundo no, es imposible ocultar la realidad.