El presidente López Obrador vive de hacer campaña. Su estrategia de gobierno es actuar como jefe de partido y coordinador de campaña, porque de esta manera, genera apoyo en torno a una causa, sin tener que dar resultados tangibles. ¡Puras pompas de jabón! Por eso, el paquete de reformas constitucionales que presentó, no es otra cosa más que una estrategia electorera con la que busca movilizar a su base en torno a su sucesión.

AMLO sabe que no tiene la mayoría calificada que se requiere en el Congreso para hacer estas modificaciones, y que es muy probable que sean rechazadas, pero eso no importa. Lo importante es hacer que la elección se trate de sus términos de debate: el poder del pueblo contra la oligarquía neoliberal.

Por ejemplo, una de las reformas más controversiales es la de pensiones. El presidente pretende aumentarlas, y suena fabuloso, pero lo que no nos dice es que solo el 40% de la población económicamente activa cotiza en el IMSS, el otro 60% vive de la informalidad, por lo que muchos no tendrán derecho a este beneficio.

De igual manera, AMLO pretende ampliar el asistencialismo a través de apoyos a personas con discapacidad, becas a estudiantes de familias pobres, y complementos a los Jóvenes Construyendo el Futuro. Es decir, quiere reforzar el clientelismo político en miras a futuras elecciones, como la que pretende AMLO en torno a los jueces y magistrados en otra de sus iniciativas. Es decir, está creando una base amplia con el dinero público, para que los candidatos a jueces y ministros sean electos por el voto popular de la estructura de MORENA.

Y en otra de sus iniciativas está planeado desaparecer a los órganos autónomos que le significan un contrapeso, por ejemplo, el INAI que transparenta al gobierno. Eso no le gusta al presidente, por eso aduce que son órganos onerosos y al servicio de las élites. Además, nuevamente intenta pasar reformas como la electoral en la que plantea el eliminar a los plurinominales y reducir los diputados y senadores. Nada más tentador, pero al final eso beneficiaría ampliamente al partido mayoritario y en control de los recursos públicos para obras y programas, o sea, MORENA.

Y así hay varias reformas más que son inviables, pero eso no importa, aquí se trata de hacer campaña, y si la oposición osara oponerse, el presidente desde el púlpito de la mañanera los va a acusar de estar en contra de que la gente tenga pensiones dignas, de ser clasistas, de oponerse a la voluntad del pueblo, de estar en contra de poner primero a los pobres, y toda una letanía de dardos envenenados que le dan material suficiente para hacer campaña en los últimos meses de su administración. Nada que no hayamos visto antes.

Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael