Miles de proveedores del Gobierno del Estado de México están tronándose los dedos. Quienes suministraban los productos, servicios y materiales necesarios para el funcionamiento de la entidad, ya se sabían el caminito.

Habían tejido una red de relaciones políticas para ser ellos los beneficiados; es decir, si rentaban copiadoras, vendían pintura u ofrecían desayunos escolares calientes, tenían que cumplir con los requisitos de la licitación pública claro; pero también acercarse a quienes tomaban la decisión final, más allá de las ofertas técnicas y económicas.

Así fue por muchos años. Desde los moches, hasta felicitaciones por cumpleaños, invitaciones a comer, triangulaciones, o todas las formas inventadas por los tricolores, para que todo mundo recibiera una gota de la salpicada del dinero público.

Las estrategias, decisiones, acuerdos y hasta atenciones con los altos círculos del poder mexiquense, permitían ser los favoritos en las construcciones y remodelaciones públicas, y los grandes abastecedores, aprovisionadores, suministradores y consignatarios.

Así se construyeron grandes fortunas: de los proveedores que vendieron por años, sin importar la calidad; y de tomadores de decisiones que recibían su parte por señalar a su suministrador favorito con el dedo divino.

Las cosas cambiaron con la llegada de la maestra Delfina. Que nadie se chupe el dedo: esto no significa que se acabó la corrupción por arte de magia. Quizá, sin conceder, llegaron funcionarios de alto nivel honestos, pero los mandos medios y bajos tienen ya su modelo que es muy difícil de cambiar.

El reto es enorme, porque se trata de eliminar todas las fugas de la red de compras. Si no se puede con la red de agua potable, ahora imagine cuando hablamos de centenas de miles millones de pesos anuales.

Y claro, hay de todo en la viña del Señor. Testimonios recogidos por este columnista que aseguran que sencillamente fueron eliminados y que se agotaron todas las posibilidades de continuar siendo proveedores del Gobierno del Estado de México. Argumentan que su relación con más de cinco generaciones de priístas los borró del mapa.

Otros dicen que todo siguió igual, que no se movió nada, que siguen los mismos, y que es lo mismo con gente distinta. Eso sí, que antes era el 10 y ahora el 15 por ciento.

Y unos me comentan que están felices, porque efectivamente venden sin tener que dar una comisión ilegal al comprador. Los gobiernos de guindas (estatal y municipal) no piden absolutamente nada. De verdad están eliminando la corrupción.

Pero más allá de lo que comparten con este reportero, el modelo cambió. Los filtros son mayores y las revisiones aumentaron. Todo el que tenga contacto público con funcionarios de compras, son videograbados y los controles están más vivos que nunca.

La proveeduría mexiquense fue volteada de cabeza, y lo que está claro es que hay nuevas personas que firman los cheques y hacen las transferencias; y claro, nuevos tomadores de decisiones que cambiaron los modelos que permanecieron por años.

Así como en el Gobierno Federal y ahora 24 estados, el ritmo de los negocios cambió; está pasando en los municipios mexiquenses y las centenas que ya son guindas en todo el país.

La maestra los tiene amenazados: quien sea descubierto, se va a la calle, repararán el daño y a la cárcel irán a parar.

COLOFÓN.-

+ Piden cita y no se las dan. Se acercan y ni los toman en cuenta. Al buen entendedor, pocas palabras.

+ Los ya probados y recomendados por el Gobierno Federal, se están metiendo como la humedad en los estados.

+ Los grandes proveedores le venden a quien se los ponga enfrente; no importa la ideología. Se necesitan.

POR GUSTAVO RENTERÍA

COLABORADOR

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@GustavoRenteria