Independientemente de la fuerza de atracción que ejerce el partido en el poder, como lo es el Verde Ecologista en San Luis Potosí -de la mano con la voz cantante que lleva el gobernador Ricardo Gallardo-, la crisis que sufrió otra vez este cierre de semana el Partido Acción Nacional tuvo, tiene y tendrá sus repercusiones. El calvario en el PAN potosino se inició con la visita de Marko Cortés la semana pasada. No por su visita misma, sino por las palabras que refirió de nueva cuenta a señalamientos que en campaña le hicieron al actual titular del Ejecutivo ligándolo a ilegalidades. Estas no sirvieron más que para resquebrajar -otra vez- las "relaciones diplomáticas" que los panistas locales estaban construyendo con el Palacio de Gobierno. Cortés se fue y ellos se quedaron. Tan es así que la presidenta del congreso local y cabeza visible de los panistas en la entidad como diputada, Aranzazu Puente, se deslindó de sus dichos.  Terminando esta tormenta semanal blanquiazul con la abrupta salida del presidente municipal de Santa María del Río, Emmanuel Govea, para sumarse a las filas del Verde, junto a un buen puñado de panistas reboceros.

Panista de formación juvenil y ligado al grupo del diputado y ex Presidente panista Juan Francisco Aguilar. Por una parte, la duda sobre el descontrol en los cuadros políticos y grupo de Aguilar, al que perteneció Govea. 

O si el mismo Aguilar lo envió al Verde como puente en un futuro no muy lejano. Pero la otra. La constante, sonante, llamativa, delicada y creciente crisis al interior del PAN potosino. En dónde Xavier Azuara -dueño real de la franquicia potosina que Marko Cortés sigue tolerando-, ve cómo el poder que en parte delega a su gerente en turno, Verónica Rodríguez, pierde capital político con el que le será imposible, en breve tiempo, negociar para seguir manteniendo y explotando su poder y conveniencia al interior del blanquiazul potosino. El que quiera entender que entienda. Hasta mañana...