En todos las partidos y coaliciones es sabido que la unidad es condición para el triunfo electoral, sobre todo en una contienda cerrada entre sólo dos grandes polos cuyos desprendimientos en uno le suman casi automáticamente al otro, en cuyo escenario hay actores políticos se cotizan muy por encima de su valor hasta que la realidad los exhibe en su real dimensión. En México la coalición opositora tiene una unidad muy endeble, más por sus protagonismos que por sus propias contradicciones, pero en la gobernante que encabeza Morena la ruptura está latente y del rumbo que tomen los rebeldes dependerá si se refrenda en 2024 el proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador o si se descarrila. Un factor estratégico es el partido Movimiento Ciudadano y otro es el senador Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado y coordinador parlamentario de Morena, cuya ruptura de éste con el oficialismo no sólo implicaría un senador menos en la bancada, sino la pérdida del articulador con legisladores de otros grupos parlamentarios, justo al inicio de un año clave para tres reformas fundamentales para el proyecto de López Obrador: La eléctrica, la electoral y la de seguridad. Con astucia, pero también con mucha autoestima, Monreal está encareciendo su salida de Morena, por renuncia o por una anhelada expulsión, en la idea de que puede ser el factor que defina la contienda presidencial en 2024.  La operación electoral contra candidatos de Morena en la elección federal de junio, a través pero no sólo de Fuerza por México, la exigencia de que sea mediante una elección abierta el método para definir al candidato presidencial de la coalición gobernante y el impulso para desaparecer los poderes en Veracruz por el encarcelamiento de Manuel del Río Virgen, a capricho de Dante Delgado, jefe del partido Movimiento Ciudadano, van perfilando una ruptura que se da como un hecho en Morena y en el gobierno. Monreal está ya, en los hechos, fuera de Morena. El presidente López Obrador lo tiene por desleal y, salvo los suyos, nadie le ve dimensión de candidato presidencial en 2024, salvo que el partido Movimiento Ciudadano y toda la oposición le concedan participar —y gane— una elección primaria. Y faltaría aún la elección constitucional ante el candidato o candidata de la coalición gobernante. Y aquí entra el factor estratégico del partido político Movimiento Ciudadano: Si se desdice de condenar la corrupción de PRI, PAN y PRD, que ha sido su bandera desde el 2018, y se suma a esta coalición que jefatura Claudio X. González, como éste quiere, o si ratifica su condición de “tercera vía” y postula a su propio candidato presidencial, que sería Luis Donaldo Colosio Riojas antes que Monreal.

En un escenario como este, con la coalición de Claudio X. González por su lado y Movimiento Ciudadano por el otro, las posibilidades de triunfo del oficialismo crecen, aun con la ruptura de Monreal. Pero la verdadera conflagración la detonaría Marcelo Ebrard, el rival más fuerte de Claudia Sheinbaum. Hasta ahora el canciller se asume públicamente como prosélito de Morena, partido en el que formalmente no milita, pero en un año las condiciones podrían cambiar... POR ÁLVARO DELGADO

DIRECTOR DE INVESTIGACIÓN EN EL DIARIO DIGITAL "SIN EMBARGO"

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