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La estridencia política, como la escandalosa portada de la revista Siempre!...
00:03 lunes 18 diciembre, 2023
ColaboradoresLa estridencia política, como la escandalosa portada de la revista Siempre!, pone en evidencia que, hoy por hoy, no existe una sola oposición, sino oposiciones diversas Me parece que Claudia Sheinbaum ha supeditado en general su criterio político al del presidente de la República, que sus afanes propagandísticos sumieron la actividad económica de la Ciudad de México en el pasmo (sobre todo en la primera mitad de su gestión), que su manejo de la pandemia fue deficiente y que la izquierda de la que proviene es vieja y dogmática. No votaré por ella. Eso no la hace una fascista. Ni siquiera una autoritaria. Y menos una genocida. Dicen quienes la conocen que su relación con su origen judío es tenue, y que ni siquiera se identifica como tal. Eso no hace de ella una antisemita. El escándalo desatado por la portada de la revista Siempre! que muestra a la precandidata presidencial de Morena con una cinta estampada con suásticas atada a la cabeza no sólo sirvió para alertarnos de que dicha publicación sigue editándose –lejos han quedado sus años de gloria bajo la dirección de su fundador José Pagés Llergo, cuando Fernando Benitez encabezaba en ella uno de los suplementos culturales más importantes de la historia de México– sino para advertir sobre un riesgo mayúsculo que enfrenta hoy la democracia mexicana: el de que una parte de la oposición desacredite moral e intelectualmente a toda. Somos muchos los mexicanos que nos oponemos a Morena por el afán personalista y centralista de su proyecto político, por su vocación demoledora de instituciones –y en particular de instituciones autónomas–, por su combate activo a la división de poderes y a la rendición de cuentas, por su suspicacia ante la evidencia y la evaluación como ejes de las políticas públicas, por su anti intelectualismo, su militarismo, su vocación clientelar y su talante polarizador. Pero no por ser un proyecto de izquierda –existen, de hecho, muchos argumentos para cuestionar su pertenencia a ese espectro ideológico– y menos “comunista”. (¡Extra! ¡Extra! El comunismo cayó en 1989 junto con el Muro de Berlín.) Somos los mismos que evitamos aludir a Venezuela o a Cuba cuando hacemos su crítica –si acaso se parece López Obrador a un colega suyo es a Donald Trump–, que sabemos que prestar excesiva atención a las bravatas y dicharachos del presidente no hace más que reforzar la polarización de los ánimos, y que nunca compararíamos la 4T con el Tercer Reich porque, si bien es grave que 50 millones de mexicanos no tengan acceso a los servicios de salud, siempre será muchísimo menos terrible eso que la muerte de 2.7 millones de personas en los campos de concentración nazis. Oponerme al proyecto político del obradorismo no me acerca a Beatriz Pagés y a la publicación que dirige como tampoco me hace compartir la idea de mundo de Vicente Fox, Alejandro Moreno o Lily Téllez. No hay en México una oposición sino oposiciones diversas. Citaré a un clásico: no somos iguales. POR NICOLÁS ALVARADO
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IG y Threads: @nicolasalvaradolector