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El plan de crear una nueva sede para el gobierno surgió por la situación crítica de Yakarta
16:50 miércoles 29 octubre, 2025
Mundo
Imagine que un día el gobierno de México decidiera trasladar la capital del país a una nueva ciudad ubicada en una zona despoblada en medio de la península de Yucatán y construirla desde cero porque la Ciudad de México ya no cabe más gente... bueno, Indonesia está construyendo desde cero Nusantara, una ciudad futurista y sostenible en la selva tropical de Borneo, concebida para relevar a Yakarta como capital nacional.
Sin embargo, a un año de su inauguración simbólica, el ambicioso proyecto está perdiendo impulso. Las amplias avenidas de Nusantara lucen desiertas, los fondos públicos se han recortado drásticamente y apenas unos cuantos funcionarios públicos se han trasladado. Esto ha encendido las alarmas sobre si Nusantara terminará convertida en una urbe deshabitada, un costoso "elefante blanco" para el país.
¿Por qué construir una nueva capital?
El plan de crear una nueva sede para el gobierno surgió por la situación crítica de Yakarta. La actual megaciudad de unos 10 millones de habitantes (y 30 millones en su área metropolitana) sufre graves problemas: está superpoblada, congestionada y literalmente se está hundiendo. Algunas zonas de Yakarta ceden hasta 11 centímetros por año debido a la extracción excesiva de aguas subterráneas y al rápido desarrollo urbano, fenómeno agravado por el ascenso del nivel del mar. Estudios oficiales advierten que para 2050 alrededor de una cuarta parte de la capital podría quedar sumergida si no se toman medidas.
Ante esta amenaza, el entonces presidente Joko Widodo (apodado localmente como Jokowi) anunció en 2019 el traslado de la capital a un enclave más seguro y estratégico. La ubicación elegida fue Kalimantan Oriental, en la isla de Borneo, un punto más central dentro del archipiélago indonesio. El objetivo era aliviar la carga sobre Yakarta y distribuir el desarrollo económico hacia otras regiones fuera de la isla de Java.
La nueva ciudad se concibió como una "ciudad bosque" sostenible y de alta tecnología. Se planearon amplias zonas verdes (alrededor del 75% de su superficie), energía limpia y otras características ecológicasabc.es. El costo inicial del megaproyecto se estimó en unos 33 mil millones de dólares. El Gobierno indonesio solo financiaría cerca del 20% del total, esperando que el resto provenga de inversores privados y alianzas público-privadas. En paralelo, se anunció una inversión de 40 mil millones de dólares para frenar el hundimiento de Yakarta en la próxima década.
Recortes, retrasos y lentos avances
La construcción de Nusantara arrancó en 2022 con miras a inaugurar la nueva capital en 2024, pero el proyecto no alcanzó ese objetivo. Las obras se ralentizaron por contratiempos como la pandemia de COVID-19 y la falta de inversión extranjera.
En octubre de 2024 asumió la presidencia Prabowo Subianto, un exgeneral cuyo gobierno dejó en segundo plano la nueva capital, un proyecto heredado de su predecesor. Bajo el mandato de Prabowo, los fondos estatales para Nusantara se redujeron drásticamente. El presupuesto público asignado bajó de 43.4 billones de rupias (unos 2 mil 660 millones de dólares) en 2024 a solo 6,3 billones de rupias para 2026 (unos 361 millones de dólares).
Para 2025 se aprobó apenas una tercera parte de lo que las autoridades de Nusantara habían solicitado. La inversión privada tampoco alcanzó las metas, quedando más de mil millones de dólares por debajo de lo previsto. Prabowo incluso degradó discretamente a Nusantara de "capital nacional" a "capital política" en mayo, una decisión revelada meses después que sembró dudas sobre el estatus futuro de la ciudad.
A mediados de 2025, se había completado la construcción del nuevo palacio presidencial —con forma del ave mitológico Garuda— así como varios ministerios, hospitales, carreteras, redes de agua e incluso un aeropuerto. Aun así, Nusantara sigue siendo en gran medida un inmenso sitio de construcción y está lejos de estar terminada.
Hoy, la población permanente de la zona ronda apenas los 10 mil habitantes (entre funcionarios y obreros), una fracción minúscula frente a los millones de residentes que se proyectaban para la nueva ciudad (la meta oficial es llegar a 2 millones de habitantes en 2045). Muchos empleados públicos se resisten a mudarse a un sitio aislado a más de mil kilómetros de Yakarta, donde la infraestructura por ahora es muy limitada.
¿Una "ciudad fantasma" en la selva de Borneo?
Al recorrer Nusantara en la actualidad, es difícil ignorar la sensación de vacío. En medio de la densa selva de Kalimantan, de pronto se abre una autopista de varios carriles que lleva a un imponente palacio coronado por un águila dorada. Pero las futuristas avenidas están casi totalmente vacías, salvo por algunos jardineros y turistas curiosos. Tres años después de su lanzamiento, muchos temen que la "ciudad utópica" soñada por Jokowi termine convertida en una "ciudad fantasma" glorificada.
Los pequeños negocios locales que surgieron alrededor de la obra ahora experimentan un declive abrupto.
“Cuando Jokowi era presidente, mis habitaciones de alquiler estaban llenas. Ahora mis ingresos se han reducido a la mitad”, cuenta Dewi Asnawati, dueña de una pequeña tienda y hospedaje cerca de la construcción a The Guardian. Syarariyah, quien administra una lavandería, describe un auge seguido de un derrumbe. “Al principio nuestra lavandería estaba llena todos los días”, recuerda. “Pero cuando los trabajadores se fueron a casa, todo se paralizó. Muchos amigos cerraron sus negocios. La gente teme que esto se convierta en una ciudad fantasma”.
Los propios obreros confirman la desaceleración. “Seguimos trabajando, pero hay menos horas extra y ganamos menos”, se lamenta Bejo, un trabajador de la construcción que ha visto cómo la actividad perdió impulso en el último año. Incluso en la bahía de Balikpapan, los pescadores que antes protestaban por el intenso tráfico de barcazas cargadas de materiales ahora dicen que el movimiento de barcos ha caído en picada.
Las comunidades indígenas locales también viven efectos encontrados. Para el pueblo balik que habita cerca del río Sepaku, a unos 20 km de Nusantara, el proyecto ha traído trastornos. Arman, un campesino y pescador de la zona, afirma que las inundaciones empeoraron desde que se construyó una planta de tratamiento de agua en el río, reduciendo sus cosechas a la mitad. Las promesas de acceso a agua potable desde la nueva planta nunca se cumplieron:
“Solo llega a Nusantara”, denuncia, señalando que decenas de familias de su comunidad ya no pueden usar el río debido a la contaminación y a una nueva represa. El gobierno ha negado estas acusaciones, pero el sentimiento es agridulce. “Igual queremos que Nusantara tenga éxito, con la esperanza de que promueva nuestra cultura y el turismo”, dice Arman. “Si se detiene, lo perdemos todo. Pero si continúa sin nosotros, también perdemos”.
Los ecologistas advierten que el desarrollo de Nusantara podría acarrear un desastre ambiental. La ONG indonesia Walhi señala que el proyecto ya causó daños permanentes, calculando más de 2 mil hectáreas de manglar taladas por las obras.
“[Con Nusantara] habrá una zona amurallada donde la gente disfrutará de todo dentro, pero afuera la vida será diferente… La población local pierde tanto la economía como el medio ambiente; pierde por ambos lados”, advierte Fathur Roziqin Fen, portavoz de Walhi.
Las autoridades han negado que exista un impacto negativo al medioambiente y defienden que Nusantara fue concebida como una "ciudad verde". De las 256 mil hectáreas que abarcará el proyecto, solo una cuarta parte será urbanizada; el resto se mantendrá como espacio verde protegido. Basuki Hadimuljono, jefe de la Autoridad de Nusantara, insiste en que el Gobierno mantiene su apoyo al proyecto: “Hay financiación y compromiso político”, subraya, y afirma que los fondos públicos se han “reasignado, no recortado”
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No obstante, analistas independientes señalan que Prabowo está enfocado en otras prioridades, como su programa insignia de comidas escolares gratuitas, al que planea destinar un presupuesto anual de 19 mil 700 millones de dólares para 2026. En comparación, Nusantara ha pasado a un segundo plano en la agenda gubernamental. Por ahora, Nusantara aún espera habitantes que den vida a sus calles vacías y justifiquen la creación de esta capital planificada para el siglo XXI, una ciudad que lucha por no convertirse en fantasma.
Con información de Excélsior