Centralizar estatizar la producción de la energía eléctrica es la propuesta enviada por ejecutivo federal a la Cámara de Diputados, para lo cual amenaza a los que hoy forman parte de su ex partido, el PRI, para que regresen 80 años atrás con una política de “seudo izquierda” o a la política neoliberal de finales de los 80s principios de los 90s. Con el viejo Cárdenas o el viejo Salinas, cuando el mundo se cerraba por la amenaza nazi y permeaba una supuesta conquista del “trabajador como dueño de los medios de producción”, que terminarían en manos del estado, o bien cuando el mundo se abría a un comercio global, a una etapa donde se reconoce que el estado no debía ser dueño de los medios de producción, hay una liberación del comercio exterior y una apertura a inversiones foráneas. Tres intentos por cambiar los que ha costado tanto trabajo, buscar energías limpias y baratas que no da el Comisión Federal de Energía (CFE). Primero fue el “decreto Nahle” que la Corte deshecho por ir contra los principios de competencia y libre concurrencia; el segundo fueron cambios a las leyes secundarias de cómo se despacha la energía y que pretendían dar prioridad a la CFE, los amparos y suspensiones la detuvieron y finalmente el 1 de septiembre el ejecutivo federal propone la reforma de los artículos 25,27 y 28 de la Constitución donde se ubica la regulación del sector eléctrico y que dan “todo el poder” a CFE para regular la producción de energía, eliminan o cancelan permisos o concesiones de los privados, entre otros aspectos. López Obrador sabe que no cuenta con los votos suficientes para cambiar la Constitución, que solo cuenta con morena, PT y verde y tira el anzuelo con nombre y apellido: PRI. Conoce las debilidades históricas del que fue su partido y de quienes hoy lo conforman, cuenta con los expedientes, y amenaza con la definición “histórica” de estos dentro del tricolor, por tanto están con él o son “traidores a la patria”. Así los priistas comandados por “Alito” Moreno no se suman al rechazo del PAN, PRD y MC a la propuesta estatizante de López Obrador y proponen foros, consultas, parlamento abierto para conocer la opinión de expertos y sectores. Lo que siempre sucede con esto es que no llevan a nada, pero estos priistas buscan ganar tiempo. Esta reforma propuesta, de ser aprobada, no le ayuda al país puesto que la producción de energía se hará vía combustóleo básicamente lo que provocaría mayor contaminación y el no cumplir con los acuerdos firmados por México para reducir la contaminación del medio ambiente. Violaría tratados como el T-Mec con E.U y Canadá, con la Unión Europea y el de Así Pacífico. Al rescindir contratos y permisos el costo podría superar los 120 mil millones de pesos, además de la pérdida de confianza de los inversionistas privados mexicanos y extranjeros. No otorgar permisos o concesiones para la producción de energías limpias como la solar y eólica afectaría al sector automotriz y financiero en el país, entre otros factores graves para el crecimiento de México. Y otro grave es que el costo de la producción, ya que por CFE cuesta mucho más del doble  que por la vía el sector privado, por tanto hay que subir el subsidio y lo terminamos de pagar los ciudadanos vía impuestos. La reflexión es muy sencilla, la balanza es clara o regresamos al pasado o vamos para adelante. O vemos un país que pretenda crecer o lo llevamos al retroceso, a una economía estancada. O se pretende un país que vaya acorde al mundo moderno, a sus cambios con visión de futuro. El PRI junto al PAN y PRD contuvo la marea y el mareo moreno y lograron limitar la mayoría en la Cámara de Diputados. Hoy ha llegado el momento de la definición para muchos, entre ellos y sobre todo del tricolor, si va con Obrador sería traición al Pueblo, si respeta los acuerdos en el 24 se le respetaría, Fácil camina solo o termina en PRI-MOR