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En el país estas compañías representan entre 90 y 95 por ciento de los negocios, según un informe
00:02 lunes 26 mayo, 2025
ColaboradoresLas empresas familiares en México representan entre 90 y 95 por ciento del total de negocios, pero sólo 4 por ciento avanza con bases sólidas hacia su continuidad. El dato, revelado por el reciente informe Nivel de progreso de las Empresas Familiares para lograr su continuidad y armonía del Centro de Investigación para Familias de Empresarios CIFEM|BBVA de IPADE Business School, es tan contundente como preocupante. La mitad de estas organizaciones enfrenta un riesgo serio de desaparición por malas prácticas acumuladas, falta de institucionalización y conflictos no resueltos. Se suma la confusión entre los roles de propiedad y dirección en 56 por ciento de los casos, y la ausencia casi total de órganos de gobierno formalizados, presente en 95 por ciento de las empresas encuestadas. Paradójicamente, los indicadores financieros lucen favorables: en los últimos tres años, las ventas crecieron 78 por ciento y el patrimonio 74 por ciento. Más allá de los números, el verdadero reto está en la sucesión: 53 por ciento de familias empresarias no ha definido procesos para el relevo generacional, mientras que 59 por ciento arrastra conflictos internos sin resolver. El llamado es claro. Profesionalizar, institucionalizar y planear a largo plazo no son lujos, sino condiciones mínimas de supervivencia. El futuro de miles de empresas —y con ellas, millones de empleos— depende de que sus líderes entiendan que una empresa familiar que no evoluciona con reglas claras, estructuras formales y visión generacional, está condenada a perderse entre disputas, improvisaciones y decisiones personales. El tiempo apremia. Y la permanencia no se hereda: se construye. LAS PRISAS NUEVAMENTE
Cinco años después de su anuncio, el ramal del Tren Suburbano que conectará Buenavista con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) sigue sin estar listo. Lo grave no es sólo el retraso, sino la narrativa distorsionada que rodea la obra. La presidenta Claudia Sheinbaum ha dicho que comenzará a operar en julio. ¿Quién le aseguró eso? ¿La Sedena, encargada de la construcción y operación o Andrés Lajous, titular de la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario? Este proyecto es clave de la red de transporte público del Valle de México y para que funcione, no basta con llegar al aeropuerto: hay que llegar a tiempo. Cualquier falla afectará directamente, además de la credibilidad del sistema, a los usuarios cotidianos, y a los que tienen destino el AIFA. La obra no está terminada. Faltan sistemas de señalización, energía, catenaria, comunicaciones y coordinación con el centro de control y, además, hay varios tramos bloqueados por vecinos de Tultepec, región por la que atravesará el nuevo ramal. Aun liberándolo hoy, las pruebas de integración tomarían meses. Empujar una inauguración simbólica sin sustento técnico es irresponsable y puede salir muy caro. POR JAIME NÚÑEZ