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La defensa de la cuestionable conferencia matutina del presidente López Obrador, es la defensa de los valores que socava
00:07 domingo 23 abril, 2023
Colaboradores“Hablemos de las políticas y los programas instaurados por el gobierno y de los que cancela, de los funcionarios designados o removidos, de las denuncias presentadas y de los procesos judiciales en curso... Pero no de lo que dice el presidente todos los días desde su púlpito”, propuse en un artículo publicado en etcétera en agosto de 2020, y formulé un compromiso que hoy rompo, aun si de manera parcial: “no volver a escribir la palabra Mañanera, ni a citar lo dicho en ella, antes el 1º de diciembre de 2024”. Perseveraré en mi empeño por evitar que el presidente López Obrador monopolice la conversación pública a través de esa instancia, y por tanto seguiré sin glosar lo que dice en ella. Hoy, sin embargo, me parece importante hablar no sobre sus contenidos sino sobre su pertinencia. No me es difícil no glosar lo que se dice en la Mañanera porque no la veo: me limito a leer las noticias que genera. En alguna época consideré mi deber ciudadano consumirla para estar “actualizado”. Terminé por abjurar por salud mental: la mezcla de resentimiento, odio y calumnia en el tono y el discurso del presidente minaban mi ánimo desde muy temprano. Pronto descubrí, además, que poco me aportaba en términos intelectuales o aún informativos: pieza de propaganda por antonomasia, mitad cortina de humo, mitad prédica a los conversos, toda provocación a los provocables, nada me aporta. Diré además que su existencia misma no hace sino reforzar mi visión crítica de este régimen: no quiero un presidente que se asuma vocero único de su gobierno, no uno que se entregue al deliquio de su propia voz dos horas al día, no uno que pretenda que un chou con paleros y preguntas sembradas es un ejercicio de rendición de cuentas. Pese a ello, estoy en contra de la propuesta –impulsada por amplios sectores de la oposición– de que desaparezca la Mañanera. Soy un demócrata: me cabe la posibilidad de estar equivocado. Soy un liberal: creo que, en el marco de la legalidad, todos tenemos derecho a la libertad de expresión, incluido el presidente al que me opongo. Quiero vivir en un país cuyo presidente tenga derecho a transmitir La Mañanera porque quiero vivir en uno en el que tengan derecho a decir lo que quieran Carlos Loret de Mola y Julio Astillero y Luisito Comunica. No milito con un partido, menos con una persona, ni siquiera con ideas: abrazo unos pocos valores. Entre ellos se cuenta el Estado de derecho. La legislación mexicana vigente prohíbe la difusión de propaganda gubernamental en procesos electorales, lo que, cuando comience el próximo, incluirá la Mañanera. Reivindico su interrupción en ese lapso como propugno por su libre difusión antes o después. No porque me guste verla sino, muy precisamente, porque no me gusta. Defender la Mañanera es defender los valores que socava.
POR NICOLÁS ALVARADO
COLABORADOR
IG: @NICOLASALVARADOLECTOR