Vínculo copiado
¿Qué es Hezbolá y por qué lo consideran un grupo terrorista?
16:52 sábado 28 septiembre, 2024
MundoEl líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, fue asesinado el viernes en un bombardeo israelí en un suburbio del sur de Beirut, según confirmó la organización el sábado. El líder de Hezbolá, quien había vivido en la clandestinidad desde la guerra entre Israel y el grupo islamista en 2006, fue considerado el hombre más influyente del Líbano durante décadas. Israel asestó un golpe demoledor al movimiento islamista libanés Hezbolá al matar a su jefe y a varios de la cúpula, en el último de una serie de asesinatos que debilitaron considerablemente a esta formación chiita libanesa apoyada por Irán. Pero... ¿Quién fue su líder? ¿Qué funciones tenía Hezbolá?, y, sobre todo, ¿Qué podrá pasar ahora con este ataque? ¿Quién fue Hassan Nasrallah y por qué estaba en 'clandestinidad'?
Hassan Nasrallah nació el 31 de agosto de 1960 en una familia modesta en los suburbios de Beirut, en una zona conocida como "el cordón de la miseria". Su familia era originaria del pueblo de Bazuriyé, en el sur del Líbano. Nasralá estudió teología en la ciudad santa chiita de Najaf, en Irak, pero tuvo que abandonar el país en 1978 debido a la represión de Sadam Huseín contra los chiitas. De regreso al Líbano, se unió al movimiento chiita Amal antes de formar parte de la escisión que daría lugar a la creación de Hezbolá en 1982, con el apoyo directo de los Guardianes de la Revolución iraníes, casi recién asumidos tras la Revolución Islámica de 1979. Nasrallah estaba casado y tenía cinco hijos. En una rara entrevista, relató que en su juventud era aficionado al fútbol y admiraba a Diego Armando Maradona. Nasrallah asumió el liderazgo de Hezbolá en 1992, tras la muerte de su predecesor, Abás al Musawi, asesinado por Israel. Bajo su mando, Hezbolá dejó de ser únicamente una milicia armada para convertirse en la principal fuerza política del Líbano, con representación en el Parlamento y en el gobierno. Había mantenido un perfil bajo durante los últimos años, apareciendo en público solo en contadas ocasiones desde el conflicto de 2006 con Israel. Fue visto como el hombre más poderoso de Líbano, con la capacidad de decidir sobre asuntos clave, como la guerra y la paz. Sin embargo, no todo fue admiración hacia Nasrallah. En Líbano, el líder de Hezbolá fue objeto de críticas por sectores que lo acusaron de estar involucrado en el asesinato del exprimer ministro Rafic Hariri en 2005, aunque el tribunal internacional que investigó el caso no emitió cargos directos en su contra. Su ubicación exacta siempre fue un secreto bien guardado, pero Hezbolá permitió que ciertos líderes de movimientos aliados, principalmente palestinos, lo visitaran en reuniones de alto nivel. Aquellos que tuvieron la oportunidad de reunirse con él relataron que eran conducidos en vehículos con altos niveles de seguridad hacia destinos difíciles de identificar. A pesar de su vida en la sombra, Nasrallah continuaba pronunciando discursos en vivo que mantenían a todo el Líbano en suspenso. Como secretario general de Hezbolá, tenía la capacidad de influir directamente en decisiones clave de guerra o paz, lo que lo convirtió en una figura de culto entre los chiitas y en un actor de peso en las dinámicas del Medio Oriente. En 2006, Nasrallah consolidó su posición como líder indiscutido de Hezbolá cuando el grupo islamista enfrentó al ejército israelí durante un conflicto que duró 33 días. Este conflicto dejó un saldo devastador: mil 200 libaneses, en su mayoría civiles, y 160 israelíes, principalmente soldados, murieron. Al concluir el enfrentamiento, Nasrallah proclamó lo que llamó una "victoria divina", lo que reforzó su estatus de héroe no solo en Líbano, sino en gran parte del mundo árabe. Nasrallah también jugó un papel crucial en la estrategia regional de Irán. Bajo su liderazgo, Hezbolá apoyó directamente al régimen sirio de Bashar al-Asad durante la guerra civil en Siria, lo que consolidó aún más la alianza entre Hezbolá e Irán. En 2013, declaró abiertamente el apoyo militar del grupo al régimen sirio, lo que fue decisivo para mantener a Asad en el poder. Por ello, no fue casualidad que muchas personas en Siria salieran a festejar la muerte del líder del grupo islamista. ¿Qué es Hezbolá y por qué lo consideran un grupo terrorista?
Hezbolá ha sido durante décadas uno de los principales enemigos de Israel en la región. Este grupo político y militar, creado, financiado y armado por Irán, ha librado múltiples enfrentamientos con Israel, siendo el conflicto más notable el que ocurrió en 2006, que dejó profundas cicatrices en la sociedad libanesa y consolidó la posición de Hezbolá en el país. Fundado en 1982 tras la invasión israelí al Líbano, Hezbolá —"El Partido de Dios", en árabe— surgió bajo el patrocinio de los Guardianes de la Revolución iraníes, quienes vieron en este grupo una herramienta clave en su lucha contra Israel. Al final de la guerra civil libanesa (1975-1990), Hezbolá se consolidó como la única facción que se negó a desarmarse, justificando la necesidad de una resistencia constante contra Israel. Su influencia se extendía mucho más allá de la política libanesa, ya que el grupo, con el apoyo de Irán, construyó un arsenal significativo que incluía misiles de alta precisión y se estima que contaba con unos 100 mil combatientes, y una vasta red de túneles defensivos en la zona. La organización rápidamente se convirtió en la punta de lanza de la resistencia armada libanesa, lo que llevó a la retirada gradual de las tropas israelíes del sur del Líbano en el año 2000, después de más de dos décadas de ocupación. A pesar de la retirada israelí, los enfrentamientos entre ambos grupos no cesaron. La guerra finalizó con la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que estipuló que solo el ejército libanés y los cascos azules de la ONU debían ser desplegados en el sur del Líbano. No obstante, Hezbolá nunca abandonó completamente la región, manteniendo una presencia clandestina y fortaleciendo su arsenal militar, que según expertos incluye misiles guiados de alta precisión. El poder de Hezbolá ha sido motivo de controversia, con sus críticos acusando al movimiento de funcionar como un "Estado dentro del Estado". En 2008, milicias de Hezbolá tomaron brevemente el control de Beirut, lo que generó tensiones internas en el país. Además de su poder político, Hezbolá ha desarrollado una vasta red de servicios sociales, que incluyen escuelas, hospitales y asociaciones de caridad que atienden a su base de seguidores en la comunidad chiita. Esta red ha ayudado a consolidar su popularidad y su control en ciertas regiones del país. A pesar de su influencia en Líbano, Hezbolá ha sido objeto de múltiples acusaciones internacionales. En 1997, Estados Unidos designó al grupo como una organización terrorista, imponiéndole sanciones económicas y bancarias. Washington también responsabiliza a Hezbolá de una serie de ataques, incluyendo los atentados suicidas de 1983 en Beirut que mataron a 241 Marines estadunidenses y 58 soldados franceses. También está vinculado con los atentados terroristas contra la Embajada de Israel en Argentina en 1992 y el ataque contra la Asociación Mutua Israelita Argentina (AMIA) en 1994. En 2013, la Unión Europea siguió los pasos de Estados Unidos al incluir a la rama armada de Hezbolá en su lista de organizaciones terroristas. Además, el grupo ha sido acusado de estar implicado en el asesinato del ex primer ministro libanés Rafic Hariri, por el cual dos miembros de Hezbolá fueron condenados en ausencia a cadena perpetua en 2022. Tras el ataque del movimiento islamista Hamás en el sur de Israel el pasado 7 de octubre de 2023, que desencadenó la actual guerra en la Franja de Gaza, Hezbolá no tardó en reactivar sus operaciones en el frente norte de Israel, alegando que lo hacía en "apoyo" a su aliado palestino. Los enfrentamientos en la frontera escalaron rápidamente, lo que llevó a un conflicto a gran escala esta semana. Israel respondió lanzando una ofensiva masiva de bombardeos en los bastiones de Hezbolá, localizados en el sur y el este de Líbano, así como en las afueras de Beirut. En los últimos meses, Israel ha debilitado progresivamente a Hezbolá, eliminando a varios de sus principales comandantes. En julio de este año, Fuad Shukr, el jefe militar de Hezbolá, fue abatido en un ataque aéreo en un suburbio del sur de Beirut. La reciente muerte de Nasrallah representa un duro golpe para el movimiento, que ahora enfrenta un futuro incierto en medio de la escalada del conflicto con Israel.
¿Qué pasará ahora con Hezbolá?
Rosemary Kelanic, directora del programa de Oriente Medio en Prioridades de Defensa, comentó con otros expertos a la agencia Reuters sobre las implicaciones estratégicas de este ataque: "El asesinato de Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, por un ataque aéreo israelí en el Líbano no alterará fundamentalmente el curso de este conflicto. Los ataques de decapitación contra líderes terroristas casi nunca resultan en el colapso de una organización". Según Kelanic, la estructura de Hezbolá, por ser un grupo bien establecido y con profundas raíces en la sociedad libanesa, no se verá desmantelada tras la muerte de su líder. "El colapso es especialmente improbable cuando la organización objetivo es antigua, arraigada y de gran alcance", añadió. En cuanto a las implicaciones para Estados Unidos, Kelanic argumentó que esta situación "complica aún más los esfuerzos estadunidenses para negociar un alto el fuego entre Israel y Hezbolá". Además, señaló que Washington no tiene un interés de seguridad nacional directo en este conflicto y debería centrarse en mantenerse al margen en lugar de intervenir con fuerzas armadas. Mehran Kamrava, profesor de gobierno en la Universidad de Georgetown en Qatar, destacó que las reacciones en el mundo árabe varían, especialmente entre los países del Golfo. "Hay una mezcla de aprensión en las capitales árabes de la región y también una sensación de alegría (oculta) porque, como saben, a ninguno de los Estados árabes conservadores le ha gustado especialmente Hezbolá", afirmó Kamrava. En su opinión, muchos gobiernos árabes ven en la muerte de Nasrallah una oportunidad, pero también temen que Israel, bajo el liderazgo de Benjamín Netanyahu, continúe expandiendo el conflicto hacia el Líbano. Kamrava también resaltó que Irán, el principal aliado de Hezbolá, probablemente no responderá de manera inmediata. "Teherán tiene una doctrina llamada paciencia estratégica, según la cual juegan a largo plazo. Y creo que esa doctrina continuará", explicó, subrayando que Irán no buscaría involucrarse en una confrontación directa con Israel. Desde Arabia Saudita, Aziz Alghashian, analista saudí especializado en relaciones entre el Golfo e Israel, indicó que "no hay amor mutuo entre Arabia Saudita y Hezbolá". Sin embargo, advirtió que los saudíes no reaccionarán de manera impulsiva ante la muerte de Nasrallah. "Los saudíes no piensan a corto plazo ni son miopes. Sí, puede que se haya ido, sí, no hay amor perdido, pero los saudíes no piensan emocionalmente, sino racionalmente", apuntó. Para Arabia Saudita, lo que realmente importa es evaluar las posibles ramificaciones del conflicto en la región y las oportunidades que podrían surgir. Alghashian también destacó que los recientes acontecimientos representan avances significativos y un punto de inflexión en el panorama geopolítico del Medio Oriente: "Estamos viendo cosas que hacía tiempo no pensábamos ver". Abdullah Baabood, estudiante no residente del Centro Carnegie en Medio Oriente y experto en estudios islámicos en la Universidad de Waseda en Japón, expresó dudas sobre una posible represalia de Irán tras la muerte de Nasrallah. "Dudo que Irán responda porque resistió un ataque aún mucho más obvio en su territorio y no respondió directamente", dijo Baabood, refiriéndose a anteriores provocaciones contra Teherán. En su opinión, Irán preferiría evitar involucrarse en una guerra abierta con Israel o, peor aún, con Estados Unidos. "Entienden que Netanyahu quiere implicarlos y también, por extensión, meterlos en un conflicto abierto", explicó. Para Mohanad Hage Ali, del Centro Carnegie de Oriente Medio, la muerte de Nasrallah podría tener un impacto significativo en la estructura interna de Hezbolá, aunque los resultados dependerán de cómo se gestione la transición en el liderazgo del grupo. "Su asesinato podría significar muchas cosas. Depende, básicamente, de cómo se produzca la transición dentro de la organización", comentó. Según Hage Ali, el poder de Nasrallah radicaba en su capacidad para mantener a la organización unida, lo que lo convertía en "el pegamento de la organización". Únete a nuestro canal de WhatsApp para no perderte la información más importante 👉🏽 https://gmnet.vip/7Be3H
Aunque Hezbolá es una organización de gran tamaño y con un importante respaldo militar y político, la muerte de Nasrallah representa una pérdida significativa. "La capacidad de saltar hacia atrás y ponerse de pie ha disminuido significativamente", afirmó Hage Ali, señalando que Hezbolá podría enfrentar desafíos para mantener su cohesión en los próximos meses. Con información de Excélsior