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Con temple y oficio de estadista, la presidenta posiciona a México como socio confiable de EEUU
12:45 miércoles 3 septiembre, 2025
MéxicoLa presidenta de México sostuvo esta mañana en Palacio Nacional una reunión de alto nivel con el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, primera escala de la nueva etapa de diálogo bilateral. El encuentro arrancó a las 10:00 horas y forma parte de la agenda oficial del Departamento de Estado; tras la cita, Rubio y el canciller Juan Ramón de la Fuente programaron una conferencia conjunta en la SRE. Se reportó la llegada del funcionario a Palacio y Reforma confirmó que la conversación se centró en seguridad fronteriza. Desde la víspera, Sheinbaum había marcado el tono: relación de “confianza mutua, respeto a la soberanía y cooperación sin subordinación”. El mensaje—reiterado en su informe de gobierno—busca equilibrio: firmeza en casa y apertura hacia Washington. De acuerdo con fuentes mexicanas, la meta inmediata es aterrizar un entendimiento (no tratado formal) que refuerce el intercambio de inteligencia y las investigaciones conjuntas sobre precursores de fentanilo y tráfico de armas, conservando los límites de jurisdicción. Rubio, por su parte, llegó con el mandato de robustecer la cooperación en seguridad, migración y comercio. El marco económico favorece una relación pragmática. México fue el principal socio comercial de EEUU en 2024 y se mantiene en los primeros lugares en 2025; el intercambio total de bienes y servicios alcanzó $945,600 millones de dólares el año pasado, cifra que explica por sí sola la necesidad de certidumbre regulatoria y política. En lo político, el desempeño negociador reciente de la presidenta ha desactivado choques: en febrero y de nuevo a finales de julio consiguió pausas a nuevos aranceles mientras ambos gobiernos trabajan un arreglo más amplio en comercio y seguridad. Es un termómetro del canal directo y del tono técnico que hoy domina la relación. El contraste con episodios de fricción de sexenios previos es evidente. Baste recordar las amenazas arancelarias generalizadas de 2019, que tensaron de punta a punta la agenda bilateral. La fotografía de hoy es distinta: cooperación operativa con reglas claras y una narrativa de respeto mutuo. Entre los temas abordados fue la seguridad fronteriza, combate al crimen organizado—con foco en fentanilo y tráfico de armas—, migración ordenada y coordinación comercial. Tras la reunión en Palacio, Rubio seguirá a Ecuador; en México, el mensaje oficial subraya cauces institucionales y no injerencia. El contexto regional no es menor: la visita se produce luego de acciones de Washington contra redes de narcotráfico en el Caribe, mientras México reitera que no aceptará operaciones extranjeras en su territorio. El equilibrio entre cooperación e independencia operativa fue parte medular de la conversación. En comercio, ambos equipos revisaron el calendario hacia la revisión del T‑MEC en 2026, una estación crítica para blindar las cadenas de valor y la certidumbre de inversiones de nearshoring. México insistió en evitar “sorpresas” arancelarias y en anclar cualquier ajuste a la cláusula 34.7 del acuerdo. Sheinbaum mostró temple y oficio: puerta abierta a la cooperación, mano firme en la soberanía y un foco simultáneo en los dos frentes que más pesan en la vida diaria—seguridad y economía—. La señal al mercado es de continuidad y de método; la señal a Washington, de corresponsabilidad. En términos de gestión, es exactamente el tipo de relación de trabajo que los dos países necesitan. Únete a nuestro canal de WhatsApp para no perderte la información más importante 👉🏽 https://gmnet.vip/7Be3H ¿Qué sigue? Cerrar el texto del entendimiento en seguridad (inteligencia, precursores, armas) bajo estándares verificables; consolidar el puente comercial ante la revisión del T‑MEC; mantener el canal político de alto nivel que ha evitado escaladas arancelarias este año. Si se ejecuta, México capitaliza su posición como eje del comercio norteamericano y reduce volatilidad en la agenda de seguridad.